EMPLEO. Si bien hasta hace unos meses no se podía decir que existía un problema de desempleo en el país, las últimas cifras registradas por el INEI para Lima Metropolitana muestran que el número de desempleados va en aumento. Así, la tasa de desempleo se ubicó en 7.3%. aunque si de mujeres se trata la tasa llega al 8.9%. A pesar de la preocupación que está situación genera las cifras históricas hacen prever que el porcentaje de desempleo no se incremente de manera exponencial, pues el real problema en materia laboral es el subempleo.
Sin embargo, aun cuando las cifras son claras en ambas situaciones, ni el gobierno ni el Ministerio de Trabajo, tampoco el Congreso, parecen interesados en buscar salidas para esta situación y por el contrario las medidas que van dictando justamente favorecen el aumento de desempleados y trabajadores informales.
La necesidad de acceder a un puesto de trabajo genera que las personas terminen aceptando un empleo informal, que no cuenta con los beneficios laborales necesarios, y mientras se siga endureciendo la legislación con cambios en la legislación de tercerización laboral, en el tema de negociación colectiva o en la remuneración mínima y otras similares, serán pocas las empresas que puedan mantenerse en el sector formal. Para una gran o mediana empresa puede ser sencillo cumplir con las nuevas exigencias, pero las pequeñas y microempresas son las más afectadas a pesar de que son el mayor empleador del país.
La data de empleo adecuado muestra claramente que la calidad de los puestos de trabajo se ha deteriorado y la caída ha sido más fuerte en la mano de obra asalariada. Por ello la preocupación del gobierno y del Congreso debería estar en facilitar el uso de las herramientas legales existentes para favorecer el empleo formal, como la del régimen especial para microempresas.
Por su parte el Congreso tampoco ayuda, por ejemplo, la Comisión de Trabajo acaba de aprobar dos proyectos (para favorecer la contratación de mujeres víctimas de violencia familiar y personas en situación de pobreza y pobreza extrema) que si bien pueden tener las mejores intenciones serán de suma dificultad en su aplicación y seguramente en la práctica no serán aplicadas.
Fomento a la inversión privada y reglas claras son las bases para generar un mayor número de empleos formales.