Redacción Gestión

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CORRUPCIÓN. La última encuesta Pulso Perú muestra que el 94% de la población considera que el nivel de corrupción en el país es muy alto, mientras casi ocho de cada diez peruanos creen que ha aumentado en los últimos tres años. Asimismo, el 64% cree que el Gobierno no está haciendo nada para solucionar el problema. Estos resultados muestran que casi todos coinciden en que estamos frente a una grave situación, que va en aumento y que no se está haciendo casi nada para combatirla.

Los políticos y las instituciones tampoco se salvan. Así, los encuestados califican a Alan García como el político más corrupto y, aunque hasta hace un año parecía difícil de lograr, hoy equiparan a los gobiernos de Humala y Fujimori en los más altos niveles de corrupción. En cuanto a instituciones, el Poder Judicial, la Policía Nacional y el Congreso otra vez se llevan las palmas al ser consideradas las más deshonestas.

Hoy los ciudadanos no parecen ser tolerantes con la corrupción, pues califican como tal a situaciones como "dar una propina" a un funcionario para agilizar un trámite, solicitar ayuda a un amigo o familiar para poder ser atendido más rápidamente en un hospital, acordar con un profesional para que no le cobre el IGV o que un trabajador se lleve material de oficina a su casa, entre otras situaciones.

La frase roba pero hace obra podría pasar al olvido, porque un 59% asegura que prefiere un político honrado pero poco eficaz.

Sin embargo, es muy fácil poder decir qué situaciones son muestras de corrupción o quiénes son corruptos, pero no ocurre lo mismo al intentar reconocer los propios actos. Así, entre el 60% y 70% asegura que no ha dado propina a un empleado para que le apure o le haga un trámite, no ha dado a un policía para su gaseosa para evitar una multa y no ha manejado un vehículo con algunas copitas encima, lo cual no se evidencia en la realidad, pues si la Policía o el Poder Judicial aceptan coimas es porque hay gente que las paga.

Mientras la población no cambie su actitud personal frente a la corrupción poco o nada se avanzará en la lucha contra este flagelo. El riesgo es que todos den respuestas políticamente correctas, pero sigan actuando, a pequeña o gran escala, deshonestamente.

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