Redacción Gestión

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DEMORAS. Uno de los conceptos más básicos en finanzas es que el dinero tiene un valor decreciente en el tiempo. Es decir, un sol ahora vale más que un sol en un año. La explicación está, por un lado, en que mientras más lejos en el tiempo se encuentra un flujo, mayores son los riesgos de que se concrete; y, por el otro, en el costo de oportunidad de invertir ese dinero ahora en algún producto con un retorno de inversión positivo. A ello, además, se suman otros factores, como la inflación. En otras palabras, se podría decir que el tiempo actúa como un corrosivo del dinero.

Ahora bien, ha venido mejorando su trabajo a lo largo de este Gobierno en lo que toca a concesiones. Durante lo que va de este periodo presidencial ha adjudicado proyectos por un monto de US$ 11,799 millones, más de lo concesionado durante el Gobierno de Alejandro Toledo y Alan García combinados. No obstante, un buen número de estos proyectos no ha ni siquiera iniciado sus obras.

Esto se debe a una serie de trámites –permisos, licencias, expropiaciones, etcétera– que retrasan las obras hasta en 15 meses después de adjudicadas. Por ello, vale rescatar una propuesta que ha hecho la Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional () para agilizar este periodo de espera. Lo que propone esta organización es que desde la firma del contrato se entreguen los permisos al concesionario para iniciar las obras a cambio de una garantía de cumplimiento de requisitos (los mismos establecidos para conseguir las licencias y permisos en primer lugar). De esta forma, el proyecto puede iniciarse inmediatamente después de adjudicado.

La propuesta, ciertamente, puede funcionar para algunos trámites, lo cual ayudaría a agilizar las inversiones en forma importante. No obstante, hay algunos permisos –como el estudio de impacto ambiental, por ejemplo– que deben preceder necesariamente a la construcción de cualquier obra que imponga un riesgo al ambiente o a la sociedad.

Es cuestión de identificar los pasos que se pueden recortar para agilizar el proceso de forma responsable. Pero una de las características más destacables de esta propuesta es que, al fin y al cabo, es una propuesta sobre la cual se puede discutir y no solo una mera crítica.