Profesor de Pacífico Business School
Convocaste a una reunión con algunos miembros de tu equipo y tus pares de otras unidades, pero uno de los gerentes que te reporta pidió que inviten también a uno de sus analistas.
El gerente en cuestión es el responsable de un proyecto con importantes implicancias, pero parece sentirse más cómodo cuando está acompañado de personas de su equipo que procesan información numérica.
Ya en dicha reunión, empezaste a indagar más sobre ese proyecto y fue el analista quien empezó a absolver tus dudas. Acto seguido, otros partícipes de la reunión indagaron más sobre el particular y para la siguiente reunión, tú mismo empezaste pidiéndole explicaciones a ese analista -de quien no eres jefe directo- y hasta le llamaste la atención. Es cuando percibes que el gerente supuestamente responsable del pendiente no aporta mucho en las discusiones y parece desconocer detalles importantes del proyecto.
¿Es bueno que a las reuniones de trabajo asistan siempre colaboradores de más de dos niveles jerárquicos? ¿Puedes pedir información, llamar la atención y hacer seguimiento a colaboradores que están más de un nivel debajo tuyo? ¿Puede un jefe “desaparecer” de la línea de mando?
Empowerment
En 1984 el psicólogo Julian Rapapaport acuñó el término “empowerment” como un proceso por el cual se propiciaba la delegación de poder hacia abajo, para efectos de que los empleados tengan más autonomía y puedan así cumplir mejor con sus propios objetivos. Desde entonces muchas empresas y sus líderes adoptaron el empowerment como una buena práctica directiva.
¿Autonomía o abdicación?
Muchas tareas o funciones en los negocios necesitan ser trasladadas hacia alguien con más tiempo o más calificado, lo que resulta bastante cómodo para un gerente y propicia el desarrollo de las personas. Sin embargo, como el estar muy pendiente de lo que está haciendo el subalterno suele ser laborioso, corremos el riesgo de desentendernos de ciertas funciones, lo que puede implicar que abdiquemos de nuestra responsabilidad e inclusive saquemos cuerpo.
Marcando la cancha
Un buen jefe buscará dar exposición gerencial y autonomía a gente de su equipo, pero debe siempre tener presente que lo que se delega es la tarea más no la responsabilidad y que él sigue siendo el jefe. Será el directivo a cargo de ese jefe quien deberá asegurarse que no “quite cuerpo” y asuma responsabilidades, dando a su vez oportunidades de desarrollo a la gente de su equipo, lo que constituye la esencia de la labor directiva.