Decano de ESAN Graduate School of Business
Mientras un ejecutivo conduce las riendas de un equipo de trabajo o dirige una organización, uno de los últimos aspectos en el que piensa es en el momento del adiós. Lo habitual es estar preocupado por las labores del día a día y el cumplimiento de objetivos y metas, entre otros aspectos que demandan una gran atención.
Sin embargo, también resulta importante reflexionar sobre la etapa final en un puesto, especialmente si se produce luego de un largo tiempo. La forma en que se gestione la partida tendrá un gran impacto en el equipo y la organización. También influirá en cómo sus compañeros de trabajo y la organización lo recordarán.
Administrar la forma en que un ejecutivo deja la conducción de un equipo de trabajo es esencial para asegurar su legado. Algunas recomendaciones para dar este paso importante, muchas veces dejadas de lado, son las siguientes:
Identifique las prioridades
Hay que ser realista sobre lo que puede lograrse antes del último día. Lo recomendable es priorizar aquellos asuntos o problemas en los que realmente se tiene mayores conocimientos, experiencia y habilidades para sacarlos adelante. Algunas preguntas que pueden ayudarlo a identificar prioridades de salida son las siguientes:
- ¿Cuáles son los temas más delicados con los que estoy lidiando y quién debe involucrarse?
- ¿Qué conocimiento puede perderse cuando me vaya y cómo debo preparar a otros para cerrar esta brecha?
- ¿Qué debo lograr todavía para cumplir con mis responsabilidades?
- ¿Qué proyectos necesito dejar sin terminar, aunque duela?
Sea consciente de sus limitaciones
Una vez aclaradas las prioridades antes de dejar una posición, es importante establecer límites personales para mantenerse enfocado y evitar ser absorbido por nuevas responsabilidades, problemas o proyectos que puedan surgir. Una buena manera de no dispersarse es compartiendo las prioridades con el equipo de trabajo, tanto jefes, pares o subordinados.
También es pertinente, una vez anunciada la fecha de salida, alejarse de futuras decisiones o proyectos para que las personas que se quedarán tomen protagonismo y encaminen los desafíos que tenga la organización. Hay que saber dejar la posta. Para evitar vacíos de poderes, es necesario confiar en los demás y reconocer que existirán también nuevas dinámicas y formas de trabajo que no necesariamente seguirán la línea de acción que tuvo.
Cree un plan de transición
Es importante que el equipo que se quedará a cargo comprenda las prioridades que deberá cumplir después de que su líder se vaya. Puede ser útil proporcionar información sobre el liderazgo y la estructura de su área, departamento o unidades a cargo, y sobre los desafíos futuros del negocio. Es mejor que toda esta información se concentre en un solo documento de trabajo.
Prepare con tiempo a su equipo
Es vital invertir el suficiente tiempo para asegurarse de que los miembros de su equipo estén listos para su próxima fase con un nuevo líder. Esto no se da de un día para otro. Si está trabajando como siempre lo hace, no está preparando a su equipo para la transición. Necesita aumentar la confianza de su equipo capturando y compartiendo lo que han logrado juntos. Para lograrlo, puede realizar sesiones de motivación y retroalimentación con cada uno de los integrantes en espacios como un desayuno, almuerzo o un café a media tarde. Busque momentos propicios.
También tenga en cuenta que este proceso puede resultar complejo, pues puede sentirse cómodo cuando las personas acuden a usted en busca de soluciones, sin embargo, esto puede crear dependencia justo en el momento en que su equipo necesita adoptar la independencia.
Bonus: Sucesión exitosa
En caso de que ya conozca quién será su sucesor, es importante que también exista una correcta transferencia de puesto. Es clave tener el tiempo suficiente para compartir con la otra persona sus experiencias, aprendizajes y reflexiones sobre los desafíos que implica esta posición.
En resumen, no descuide su proceso de salida porque está muy concentrado en el nuevo comienzo (ya sea otra posición, un cambio de empresa, una jubilación o un despido). La fase final de un rol no solo es una partida, sino también es una oportunidad para consolidar su legado, preparar a su antiguo equipo para el futuro éxito y fortalecer la integridad de sus relaciones y su red de contactos. El mundo da vueltas constantemente y de manera intempestiva por lo que es necesario mantener siempre una correcta reputación y dar hasta el último lo mejor de nosotros.