Directora de Sostenibilidad de MAPFRE Perú.
El 2021 ha sido uno de los años más cálidos de la historia debido al cambio climático generado, en gran medida, por la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), según la Organización Meteorológica Mundial. Y es que actualmente, casi todas las actividades que realizamos implican un alto consumo de energía, generando grandes cantidades de CO2.
Frente a este panorama, la ONU conmemora cada 28 de enero el Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2, para concientizar a la sociedad sobre el cambio climático y la importancia de reducir nuestro impacto ambiental.
En esta coyuntura, el mayor compromiso de las empresas debe ser convertirse en agentes de cambio y contribuir a reducir la huella de carbono. Es esencial que podamos medir estas contribuciones para cumplir con los objetivos ambientales planteados. Solo así podremos asegurarnos de promover una cultura de sostenibilidad ambiental de manera transversal con todas las áreas y públicos de la compañía.
Desde las organizaciones podemos incentivar a colaboradores, proveedores y clientes a ser parte de este cambio positivo para el planeta, promoviendo hábitos sostenibles y animando a que nuestros stakeholders apoyen prácticas más respetuosas con el medio ambiente.
Promover una nueva cultura basada en el ahorro y la eficiencia energética como un instrumento de crecimiento, puede ser el primer paso para ser parte del cambio. Con acciones como la sustitución o mejora de instalaciones con afección al consumo energético y/o la instalación de paneles fotovoltaicos, es posible reducir el uso de la red eléctrica.
Apoyar la movilidad sostenible, a través de programas que impulsen el uso de unidades ecológicas y/o mediante la implementación de estacionamientos para bicicletas también es importante. Recordemos que conducir 50 kilómetros menos cada semana reduce en 450 kilogramos las emisiones de CO2.
Incorporar criterios de sostenibilidad en los procesos de compra de materiales, productos, servicios y/o contratación de proveedores es un objetivo coherente entre ser y hacer. Como parte de este proceso, se deberá considerar en la evaluación de proveedores el análisis del impacto ambiental.
Por último, es importante plantear acciones que contrarresten el impacto de su industria en el medio ambiente, como, por ejemplo, apoyar en el cuidado de alguna reserva nacional, contribuir en un proyecto sostenible de la comunidad o encargarnos de reforestar. Tomar conciencia del impacto del CO2 en el medio ambiente es el punto de partida. La difusión y concientización de este impacto es vital para que las estrategias empresariales se concreten y materialicen en una reducción real y efectiva del CO2.