Gerente General de la Asociación Nacional de Cadenas de Boticas (Anacab)
Desde hace varios meses el tema del acceso a los medicamentos hace noticia en el Perú. La crisis mundial que afecta la producción y distribución se suma ahora a las limitaciones de gestión que, en mayor o menor medida, caracterizan a los Estados. En medio de tales noticias, la Asociación Nacional de Cadenas de Boticas - Anacab, ha compartido los resultados de su más reciente Estudio de Precios de Medicamentos.
No se trata de un informe coyuntural. Este estudio se encarga anualmente a IPSOS Perú desde el 2018 y sus resultados son consistentes: en el mercado peruano de boticas y farmacias los precios de los medicamentos están muy por debajo del promedio de Latinoamérica. En los últimos tres años la brecha se ha ampliado, de un -30% en el 2020 a un -66% en el 2022.
Dicho de otro modo, hoy las boticas y farmacias, tienen precios muy competitivos que alivian el problema de abastecimiento y acceso para algunas familias. Otras no pueden hacer el gasto y tampoco pueden ejercer su derecho a recibirlas gratuitamente. Ante ello creemos que es hora de discutir las soluciones: ¿Cómo puede el Estado mejorar el acceso a las medicinas para sus asegurados? ¿Hay algo en lo que pueda contribuir el sector privado?
En ambos casos la respuesta es sí. César Amaro, investigador principal de Videnza Consultores y ex director de Digemid, dio algunas ideas muy alentadoras durante la presentación de nuestro estudio. Comentamos tres que por separado son buenas y en conjunto aún mejores:
- Robustecer las políticas pro genéricos bioequivalentes. A nuestro favor tenemos una población ya educada en el uso de genéricos, lo cual no es poca cosa. Perú ya está en la senda correcta y es cuestión de avanzar a mayor velocidad tal como lo han hecho México, Chile y otros países, para garantizar que cualquier genérico disponible en el país tenga el efecto terapéutico esperado.
- Planificar el abastecimiento de medicamentos. Más aún cuando en las últimas dos décadas la carga de enfermedades de los peruanos ha migrado de transmisibles a no transmisibles. Estas “no transmisibles” son principalmente las que tienen que ver con el sedentarismo, mala alimentación y otros hábitos. En 1990 estas eran el 36% de la carga… en el 2019, el 68% de la carga. La planificación es posible, pero debe nombrarse a los responsables de hacerlo.
- Digitalizar. No sólo para que el médico pueda consultar la disponibilidad de medicamentos en tiempo real mientras prescribe -buena práctica ya existente hoy en algunos hospitales- sino para que tengamos más visibilidad de los indicadores de salud. Si sabemos que el sobrepeso es seguido de la insulino resistencia, y ésta de la diabetes tipo 2, podemos también proyectar las unidades de fármacos que necesitaremos para atender a esa población.
Finalmente, nunca dejemos de lado las oportunidades de colaboración, porque tarde o temprano nos conducen a buenos puertos. Ejemplo de ello es “Farmacia Vecina” alianza público privada de Essalud que hoy beneficia a 30,000 pacientes crónicos en Lima y Callao con el envío oportuno de sus medicamentos a una botica de su barrio de las 700 inscritas en el programa.
Esto no sólo es bueno para los pacientes, sino para el propio Estado que asegura la continuidad del tratamiento y el uso eficaz de los recursos. El potencial sólo en Lima y Callao es de 250,000 pacientes y nada impide extender esta buena experiencia al resto del país.
En conclusión, si nos planteamos la meta con seriedad, podemos hacer que el tema del acceso a los medicamentos se convierta en una buena noticia.