Director de Washington Capital Ruarte
Estamos atravesando la divergencia más grande entre la economía real y la bolsa de valores con una brecha que se agranda con el pasar de los meses, que a pesar del rebrote del COVID-19 y las noticias económicas poco alentadoras el mercado de valores ha continuado subiendo de una manera hipnotizadora realizando nuevos máximos históricos cuando la recesión economía es cada vez mayor, escenario que en definitiva no solo nos pone alertas sino que nos preocupa saber cómo terminara la historia.
Observemos lo siguiente, la economía estadounidense se contrajo a una tasa anual del 32.9% entre abril y junio, su contracción más aguda desde la Segunda Guerra Mundial, la tasa de desempleo oficial es del 11%, la manufactura se contrajo en más del 50% respecto al año pasado, la tasa de morosidad iguala los niveles de la crisis del 2008, las muertes por coronavirus superan las 200,000 personas en EE.UU. y se proyectan 300,000 fallecimientos en diciembre; sin embargo, la única noticia que parece importar a los inversionistas son los nuevos máximos históricos del mercado de valores, ¿puede esto tener sentido? ¿En qué tipo de mundo vivimos? ¿Cuál es la correcta respuesta del porqué ocurren estos efectos?
Pues la respuesta solo es una: optimismo social desmesurado, el cual genera que los bonos basura se venden como pan caliente con un rendimiento insignificante del 2.9%, el rendimiento de las empresas con “grado de inversión” acaba de alcanzar un mínimo histórico de 1.82% y el mercado de valores supere máximos históricos tras la crisis del coronavirus.
La euforia y la moda por el stock market ha generado, precios de las acciones más altos en relación con el PBI jamás registrados, se muestra en el rally de los metales y se muestra complaciente con respecto a la deuda tan arraigada que se asemeja a un estado de hipnosis.
En resumen, el optimismo está permitiendo que la Fed y el gobierno se salgan con la suya con políticas imprudentes, solucionando el impase en el corto plazo, pero ingresando a un gran problema en el largo.
Por lo cual hemos identificado cinco factores que en definitiva nos confirman un alto riesgo en el mercado norteamericano y una próxima caída de la bolsa estadounidense desde todos los ángulos medibles.
I. PRECIO vs VALOR: S&P 500
El S&P 500 es ampliamente considerado como el mejor indicador de renta variable estadounidense de gran capitalización, con más de US$ 11.2 billones que están comparados en el S&P 500. El índice incluye 500 empresas líderes y captura aproximadamente el 80% de la capitalización del mercado estadounidense disponible, por lo cual se debería pensar que el S&P 500 crecería a un ritmo similar que la economía; sin embargo, esa proyección es errónea, ya que el S&P 500 al ser un índice no recibe dividendos, lo que explica por qué desde 1871 el índice ha tenido un desempeño inferior al de la economía en general.
Sin embargo, el S&P 500 no solo se ha mantenido crecimientos similares a la economía, sino que en el 2019 lo superó en un enorme 787%.
El 2019 el índice genero 31% de retorno, esto es preocupante cuando en contraparte observas que la mayoría de acciones estadounidenses aumentaron sus ingresos y ganancias solo un 4% en la realidad económica, usando la lógica de que los precios de las acciones rastrean las ganancias al largo del tiempo, esta parece ser una situación insostenible.
Sin embargo, lo más preocupante viene a continuación, en julio del 2020, el rendimiento mensual del S&P 500 fue del 5.51%, que es del 66% anualizado. Incluso sin la recesión inducida por el coronavirus, esto es históricamente excesivo, como se hace evidente cuando se compara con un rendimiento mensual del 1.31% un año antes y con el promedio mensual a largo plazo del 0.45%.
¿Alguna persona con pensamiento correcto cree honestamente que el 80% de las empresas estadounidenses que cotizan en bolsa por capitalización de mercado aumentaron en valor un 5.51% durante el mes de julio, habiendo aumentado ya su valor en un 31.5% durante el 2019?
Si esto continúa, los inversores duplicarán su dinero cada 18 meses. Sobre esa base, ¿cree que esto es sostenible? ¿El precio crece más rápido que el valor? Sí, precio muy por encima del valor. Sí también.
En mis décadas como analista, trader e inversor en el mercado de valores, nunca antes había experimentado algo como esto. Es irracional más allá de lo creíble. Es casi como si el S&P 500 estuviera operando en alguna forma de universo paralelo. Las correcciones en los mercados son el mecanismo por el cual los precios irracionales se normalizan, ocurren periódicamente, y el inversor debe estar preparado ya que son parte de la ciclicidad del mercado que siempre hemos hablado, pues ahora estamos viviendo en carne propia el fin de una de ellas.
II. GDP VS. S&P 500
Cabe resaltar la gran divergencia entre la economia y el mercado de valores desde el 2009, el S&P 500 ha experimentado una tasa de crecimiento anual compuesta del 14.82%, mientras que la economía subyacente solo ha crecido a una tasa promedio del 4.05%, las matemáticas simplemente no funcionan. Si las empresas de la economía solo aumentan el PBI a un 4% anual durante una década, ¿cómo puede aumentar el valor de esas empresas en casi un 15% anual en el mismo período?
El gráfico a continuación muestra que, a largo plazo, el S&P 500 y el PBI históricamente han tenido una reversión media. Hasta ahora, la mayor divergencia se produjo en el 2000 y en el 2007, pero observará que en ambas ocasiones una corrección volvió a alinear el índice con la tendencia de crecimiento del PBI. Esto tiene perfecto sentido económico, y uno puede anticipar que siempre será así. Pero, como puede ver, nunca antes se había fijado el precio del mercado tan por delante de la economía subyacente como ahora.
El mercado rompió por última vez con la tasa de crecimiento del PBI en el 2011 y comenzó a inflarse una burbuja de precios de los activos de renta variable; más sobre esto más adelante. Durante los ocho años siguientes, la burbuja de los precios de los activos creció, pero al menos tanto el PBI como el mercado tenían una tendencia en la misma dirección con un gradiente positivo en la curva.
Pero avancemos rápidamente hasta el 2020 y ahora no solo tenemos un mercado de valores hiperinflado, sino que también tenemos divergencias con la economía subyacente. Mientras que el PBI y la economía se están contrayendo, como era de esperar razonablemente en una recesión, el S&P 500 se acelera más. Tenemos un gradiente negativo en la curva del PBI y un gradiente positivo en la curva S&P. Esta es una gran señal de advertencia de bandera roja.
III. INDICADORES MERCADO SOBREVALORADO
Veamos los pisos y techos del S&P 500 durante los últimos 90 años.
En este cuadro podemos observar a través de diversos ratios financieros la sobrevaloración del mercado americano a los precios actuales y la similitud e incluso superación de estos ratios precios a la crisis del 29 y 2000, las cuales anticiparon fuertes caídas en sus bolsas.
El ratio price to sales que mide el valor de la compañía de mercado capitalizado dividido por el total de la empresa de ventas en los últimos 12 meses registra valores récord de 2.4, superando el nivel del mercado de valores anterior al colapso de 1929 y la burbuja de las punto com.
Parte del aumento se puede atribuir a márgenes de beneficio neto más altos de alrededor del 10.7% en la actualidad, pero incluso si los márgenes de beneficio neto se redujeran al 9%, el precio al número de ventas seguiría siendo 2.02 basado en un rendimiento de beneficios constante, por lo que, esta señal sobrevalorada sigue siendo válida.
Adicional a ello, la relación precio / valor contable del índice se sitúa actualmente en 3.82, que, aunque está por debajo de los picos del 2000 y 2007, sigue siendo alta en términos históricos y ciertamente en territorio de bandera roja.
Finalmente, la capitalización de mercado con respecto al PBI se hizo popular en los últimos años gracias a Warren Buffett. En el 2001, comentó en una entrevista de la revista Fortune que “probablemente sea la mejor medida individual de dónde se encuentran las valoraciones en un momento dado”.
En esta medida, el mercado parece estar más sobrevalorado que en cualquier otro momento de la historia, y lo más preocupante es más alto por un margen bastante significativo. El promedio a largo plazo es del 82% y, sin embargo, hoy estamos en el 172%. Para empeorar las cosas, el PBI ahora está cayendo debido a la pandemia de coronavirus, mientras que el S&P 500 continúa subiendo.
IV. CASO: 2018 VS. 2020
Desde el principio de ciclicidad y fractalidad en los mercados financieros detectamos el comportamiento del 2018 con una figura y razón muy similar a la coyuntura actual que estamos atravesando, con mayor escala en base a los precios. La figura identificada el 2018 es un plano irregular con C extendida, el cual tuvo una duraccion de todo un año dividido en 3 fases.
La primera fase del 2018 tuvo una duración relativamente corta realizando un proceso correctivo de 3 meses entre fines de enero a principios de abril, generando una corrección del 15% promedio en los mercados identificando como la onda A. Si comparamos esta misma fase en la coyuntura actual identificamos la corrección del coronavirus que empezó en febrero y finalizo en marzo, teniendo una duración similar en términos de tiempos pero duplicando la corrección en términos de precios ya que el mercado corrigió este año 32% en los meses mencionados.
La segunda fase inicia en abril del 2018 y se consolida por 6 meses hasta fines de septiembre logrando que los mercados alcancen y superen ligeramente los máximos históricos previos del S&P 500 generando una euforia récord superior a la que se vivía antes de la caída previa de la fase 1, ese movimiento es típico de onda B, un movimiento contratendencial que es liderado por el engaño hacia los inversionistas retail.
Si comparamos esta segunda fase al gráfico actual desde el piso del mercado realizado el 23/03 podemos inferir el fin y el agotamiento de la tendencia alcista, encontrándose próximo a una inflexión y un cambio de tendencia el cual debe iniciar en los meses de agosto-setiembre y mantenerse en lo que resta del año dentro de la fase 3.
Si observamos comparativas la suba actual de los mercados ha replicado exactamente en términos de precios la del 2018 alcanzando los máximos históricos previos, a la par a niveles de euforia, el sentimiento actual es mas positivo que en enero/febrero de este año con aumento récord de apertura de cuentas y volúmenes por parte de los Robin Hood, que son identificados como los inversores inexpertos en EE.UU., un claro indicador que nos confirma estamos próximos a finalizar la onda B.
La fase 3 o fase final es la que estamos próximos a ingresar este año, escenario que en el 2018 inicio la última semana de setiembre finalizando luego de 3 meses a fines de diciembre, generando una caída de 25% en los mercados y mas de 35% en el sector tecnológico, por lo cual creemos que en definitiva estamos muy cerca a ingresar al desarrollo de la onda C a la baja (fase 3) que va impactar negativamente a las bolsas, generando una pérdida de 20% a 30% en los principales índices.
V. GUERRA COMERCIAL
Cabe resaltar que la fase 3 del 2018 se profundizó por el efecto de Guerra comercial entre USA y China, con el alza de aranceles, prohibición de empresas y otros efectos especulativos que azotaron los mercados; si analizamos la coyuntura actual es importante mencionar que la incertidumbre geopolítica en EE.UU. y China se encuentra dormida pero no terminada, entre los riesgos que detectamos el posible deslistado de empresas chinas como Tiktok, Wechat y Huawei con potenciales represalias contra Apple una de las empresas de mayor capitalización de la bolsa de Nueva York, creemos que el mercado se encuentra sensible y preparado estructuralmente para que inicie un conflicto entre estos países sea por la guerra comercial o el efecto coronavirus.
Este efecto impactaría un retroceso por encima del 40% en las FANG, tal como ocurrió en el 2018, efecto que impactaría negativamente en el S&P 500 e iniciaría el proceso de sinceramiento entre los precios actuales y los valores reales de estas empresas.
CONCLUSIÓN
Los próximos meses del 2020 podría incluir una segunda caída del mercado no solo por el efecto de guerra comercial, sino por los riesgos que mantenemos latentes en el mercado en general como el aumento de los casos de coronavirus ingresando al invierno en USA y Europa.
La elevación excesiva de la tasa de morosidad de casi 9% del sistema financiero americano cercano al nivel de la crisis del 2008, el aumento de empresas zombies en USA superior al 20%, la falta de recuperación de las ganancias corporativas que retrocedieron a valores mínimos del 2016, la volatilidad que puede generar las elecciones presidenciales que tiene a la cabeza al líder demócrata Biden, significando un retroceso en la reforma tributaria que Trump realizara años atrás y un shock negativo inmediato del rango de 20 a 30% para la bolsa.
El S&P 500 está, en cualquier medida, fuera de escala en términos de sobrevaloración, con el S&P 500 en 1,800, la relación de capitalización de mercado a PBI se reduciría al 91.4%, el múltiplo de precio a ventas se reduciría a 1.28 y el precio a libro sería 2.03; esos son niveles mucho más realistas. Entonces, la sugerencia es que el S&P 500 debe realizar una corrección del orden del 50%.
Desde mi perspectiva técnica el rango potencial de corrección es la zona de 2,000 pts, sin embargo, bajo las variables de los ratios financieros el rango razonable sería de 1,600 a 1,800 en lugar de los 3,380 actuales.
No nos queda duda alguna que lo peor esta por venir al mercadamericano, el S&P 500 ha estado funcionando con esteroides durante los últimos años, pero los medicamentos se han agotado, no hay nada en el horizonte que impulse al mercado al alza, pero muchas cosas lo llevarán al proceso correctivo.
Mi recomendación para todos los seguidores y lectores del diario Gestión, es de alerta y cuidado. El desplome de Wall Street comenzó el 24 de octubre de 1929, el mercado perdió posteriormente más del 88% de su valor. A menudo me he preguntado lo que debe haber sentido como de octubre 23 de octubre, el día antes de la caída, ¡Quizás se sintió muy parecido a lo que se siente hoy!