Managing Partner AIMS International Perú
No me gusta usar la palabra talento para referirme a una persona exitosa, pues el talento es portado por la persona y no equivale a ella, es una capacidad que lleva plasmada esta para dar frente a los más diversos aspectos de la vida. Por eso me sigo negando a usar ese término que, para este artículo, quizás hubiera dado a luz a la trillada frase fuga de talentos, por lo que lo he titulado fuga del éxito.
Me he referido antes en este medio al mercado laboral ejecutivo desde diversos ángulos, mencionando por ejemplo el valor de la experiencia de los ejecutivos de 50, 60 o más años, para lidiar con una nueva crisis análoga a las que ya vivieron, es decir la pandemia, y de cómo podríamos ver con el tiempo, que otros ejecutivos podrían no dar la talla frente a ella, no por falta de talento, sino por falta de esa experiencia.
Comenté también que la práctica de Búsqueda de Ejecutivos ha devenido por la pandemia en un servicio menos demandado que antes y cómo muchas empresas pasan a encargar estos procesos a sus unidades de reclutamiento cuya labor ha pasado, de la selección de mandos jóvenes u operativos, a búsquedas ejecutivas, además de sus labores del día a día más importantes y actuales.
Motiva este artículo el que, siendo una red global, en semanas recientes estemos siendo contactados por personas con empleos activos o que han perdido su trabajo por la pandemia, con creciente interés en oportunidades fuera del país. Sorprende ver que esto sucede en familias con hijos menores y baja propensión al desarraigo, o cuando ambos son ejecutivos en plena actividad, cómo uno de los cónyuges estaría de acuerdo en dejar el país de plano, sacrificando el empleo que ocupa en pos de un futuro más amplio y predecible.
Tuve la suerte de presidir en el 2008 la CADE Universitaria, “Generar el cambio, nuestro reto”. Allí, por primera vez después de muchos años, la respuesta a la pregunta “Deseas emigrar a trabajar fuera del Perú o prefieres quedarte en el Perú” fue respondida por una mayoría importante de jóvenes universitarios prefiriendo quedarse en el Perú. Me tocó presentar este resultado al entonces presidente del Consejo de Ministros, Jorge del Castillo, antes de clausurar el evento, quien quedó gratamente sorprendido y llevó la noticia a la siguiente reunión de Consejo, siendo muy bien recibida, comprensiblemente, por el mismo presidente Alan García (+).
Eran momentos de alta demanda del mercado laboral por el crecimiento de la inversión y del PBI, las exportaciones en franco auge por los precios de los metales, pero también por la agroindustria y la pesca, por mencionar solo algunos factores. Si esa era la percepción y deseo de jóvenes universitarios más propensos al riesgo y al cambio, ¿querían acaso en el 2008 los ejecutivos que gozaban de empleo estable y del éxito personal y profesional, dejar el país? La respuesta rotunda es no y sucedía justamente lo opuesto, recibíamos frecuentemente emails de ejecutivos peruanos en el exterior, deseando volver al país.
“Se torna impostergable para no perder este gran ‘capital’ de personas experimentadas y talentosas, contar con un entorno propicio y estable en lo político y económico”.
A diferencia de esos años, con un país atractivo para los inversionistas peruanos y extranjeros, con reglas de juego estables y sobre todo una perspectiva clara y predecible política y económica del mediano plazo, sentimos hoy que entramos a un túnel oscuro, con curvas imprevisibles dentro de él que nos impiden avanzar con fluidez y seguridad, por no decir velocidad, ante la nula predictibilidad, no solo del mediano plazo, sino incluso del muy corto. Hay ejecutivos emigrando ya en alguna medida, pero la tendencia es creciente y conociendo cómo se desarrolla este segmento de profesionales exitosos y calificados, esto solo se acelerará con el tiempo y en breve plazo.
La disposición de los ejecutivos peruanos para emigrar, empleados o no, ha aumentado considerablemente y su expresión en ese sentido es para nosotros cada vez más clara. Comenzamos no solo a sorprendernos sino a preocuparnos, pues hasta la estabilidad de los ejecutivos que colocan localmente empresas de Executive Search como la nuestra, comienza a ser menos sólida que antes. Para las empresas y el país en su conjunto, el conocimiento, experiencias y talento desarrollados con planes serios, detallados y específicos para ello a lo largo de los años de estabilidad política y macroeconómica, se puede perder sin remedio.
El mercado laboral peruano sigue ralentizado y la cantidad de ejecutivos que no se pueden recolocar con la rapidez de antes se agudiza, sobre todo en las posiciones más altas, como los CEO, CFO, CHHRRO, CIO y COO entre otros. Son estos ejecutivos en buena medida los que indagan sobre oportunidades fuera del país y que, a falta de oportunidades y por la escasa predictibilidad encontrada en el Perú, emigrarían gustosos llevándose consigo un valioso bagaje de experiencias, éxitos y hasta talento a secas, pues este último como ya lo dije antes, es condición necesaria pero no suficiente para lograr el éxito personal y profesional.
Creo que todos somos en alguna medida conscientes de esta situación y quien no la vive de cerca o directamente, quizás la puede intuir o hacer suya leyendo estas líneas. Hoy se torna impostergable para no perder este gran “capital” de personas exitosas, experimentadas y talentosas, contar con un entorno propicio y estable en lo político y económico para atraer inversión local y extranjera, que nos permita ver el horizonte con claridad suficiente por lo menos a mediano plazo para planear mejor nuestro futuro, el que va inexorablemente de la mano con el de nuestras familias, en este país de todos (no, no sumaré la palabra todas, ni usaré jamás “todes”…).