Uruguay comenzó este lunes una nueva batalla contra el COVID-19 para aplanar la curva de contagios mientras transita su primera ola al poner en vigor la ley -aprobada el sábado por el Parlamento- que cierra fronteras hasta el 10 de enero y prohíbe reuniones con aglomeración de personas por 2 meses.
A partir de este lunes comienza a regir la ley, que fue enviada por el Ejecutivo de Luis Lacalle Pou ante el aumento exponencial de casos, y que reglamenta el artículo 38 de la Constitución para limitar las reuniones en las que se entienda que hay riesgo sanitario.
Con esta normativa Uruguay cerró todas sus fronteras aéreas, marítimas y terrestres con un despliegue de las Fuerzas Armadas por todas las zonas limítrofes con Argentina y Brasil. Así, no podrán ingresar uruguayos y residentes hasta el 10 de enero, salvo quienes hubiesen adquirido su pasaje antes del 16 de diciembre.
Las aglomeraciones que presenten riesgo sanitario serán controladas por la policía y las multas por el desacato de esta ley oscilará entre 30 y 1,000 Unidades Reajustables (de unos 922 a 30,700 dólares).
En tanto, la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, dio una conferencia este lunes en la que sostuvo que el Instituto Clemente Estable detectó en un estudio que el 14 % de la muestra tomada a 69 autobuses capitalinos tenía muestras de covid-19.
De esta forma, la regidora anunció un protocolo sanitario más estricto para las empresas de transporte y exhortó a la población a utilizar medios alternativos para no generar aglomeraciones en los vehículos públicos.
Aunque el gobierno decretó la suspensión de espectáculos públicos, incluidos los deportivos, y limitó las reuniones, los centros comerciales -muy cuestionados por la afluencia de público en vísperas de las navidades- siguen abiertos.
Al respecto, el empresario Carlos Lecueder, director del estudio que administra a nueve centros comerciales, dijo a Efe que tienen acordado desde junio un protocolo de reapertura que se ha controlado y ha funcionado de manera tal que no han registrado ningún brote.
“No podemos decir que la pandemia sea mortal para las empresas, hoy estamos operando razonablemente bien”, explicó Lecueder, quien detalló que en cada centro se mantienen controles de temperatura, se administra alcohol en gel, se obliga a usar tapabocas y hay funcionarios distribuidos para evitar aglomeraciones.
“Nosotros buscamos que la experiencia de visita sea sana, que venga a un lugar donde no se va a contagiar y ese es el trabajo que nos hemos dedicado a hacer, cuidar a la gente”, afirmó.
Asimismo, Lecueder subrayó que, por ahora, no piensan en volver a cerrar ante el aumento de casos y que están a disposición de hacer lo que el gobierno pida.
Desde que el pasado 13 de marzo se decretó la emergencia sanitaria en Uruguay, el país suramericano acumula 13.048 casos positivos (4,602 activos, 55 de ellos en cuidados intensivos) y 119 fallecidos.