Calcular el final de la actual ola de inflación ha sido un ejercicio complicado para economistas y bancos centrales, que se han equivocado una y otra vez durante el último año.
Sin embargo, datos del miércoles, que mostraron que algunas medidas de la inflación se han enfriado en las dos mayores economías del mundo, probablemente reavivarán el debate sobre si lo peor podría quedado atrás después de un año de tórrido crecimiento de los precios.
Los precios al consumidor en Estados Unidos no subieron en julio, respecto del mes anterior, debido a un fuerte descenso del costo de la gasolina, lo que supuso la primera señal de alivio para estadounidenses que han visto cómo la inflación crecía en los últimos dos años.
Además, la inflación en las fábricas de China se redujo a un mínimo de 17 meses en términos anuales, mientras que los precios al consumidor avanzaron menos de lo esperado.
Después de predecir erróneamente el año pasado que la alta inflación sería transitoria, la mayoría de los banqueros centrales han dejado de intentar poner una fecha exacta a cuándo esperan que el crecimiento de los precios alcance su cenit.
Sin embargo, los funcionarios de la Reserva Federal ven que la inflación se desacelera durante el segundo semestre del año, el Banco Central Europeo sitúa el máximo en el tercer trimestre y el Banco de Inglaterra lo ve en octubre.
Estos son algunos de los datos clave que configuran el debate sobre la inflación:
Las materias primas se abaratan...
El principal responsable de la subida de los precios al consumidor el pasado invierno boreal -la energía y otras materias primas- puede ser el precursor de una menor inflación esta vez.
Los precios de muchas materias primas clave, como el petróleo, el trigo y el cobre, han bajado en los últimos meses; el índice de Refinitiv, que abarca desde el crudo hasta el jugo de naranja, ha descendido casi un 20% desde su máximo de mayo.
La caída refleja sobre todo la debilidad de la demanda mundial en un contexto de recesión económica, desde China hasta Estados Unidos y Europa, donde los consumidores tienen dificultades para hacer frente a los altos precios.
La situación de la actividad económica ya está repercutiendo en algunas medidas de la inflación: la proporción de fabricantes que ven un alza de los costos de los insumos se está reduciendo y el crecimiento de los precios al por mayor se está ralentizando en gran parte del mundo.
Todo ello debería acabar repercutiendo en la inflación de los consumidores.
...pero la factura energética europea, no
Sin embargo, es poco probable que los hogares europeos vean bajar sus facturas energéticas pronto y cada vez se habla más de racionamiento en países como Alemania.
Y es que los precios del gas en Europa, que durante años ha dependido de Rusia para una gran parte de sus importaciones, siguen siendo cuatro veces más altos que hace un año y están cerca de máximos históricos.
Incluso en Gran Bretaña, que tiene su propio gas pero muy poca capacidad de almacenamiento, los consumidores verán disparadas sus facturas de electricidad en octubre, cuando expire el actual límite de precios.
También hay malas noticias para los conductores alemanes, que verán expirar una subvención en el surtidor de gasolina a finales de agosto.
Las expectativas están (en su mayoría) bajo control
Algunos banqueros centrales pueden consolarse con el hecho de que los inversores no han perdido su fe en ellos.
Las medidas de mercado de las expectativas de inflación en Estados Unidos y la zona euro están apenas por encima del objetivo del 2% de los bancos centrales, mientras que siguen siendo incómodamente altas en Gran Bretaña.
Incluso el mensaje de los hogares, que son más lentos que los mercados en reaccionar a los cambios y tienden a sobreestimar la inflación, no es de pánico.
Los consumidores encuestados por los bancos centrales de Estados Unidos, la zona euro y Gran Bretaña ven la inflación por encima del 2% durante varios años, pero no mucho más allá del 3% como máximo.
La gran mayoría de los economistas que participaron en una encuesta mundial de Reuters también afirmaron que la crisis tardará al menos un año en remitir de forma significativa, mientras que el 39% cree que demorará más.
La inflación subyacente puede tender a la baja...
Las medidas de inflación que excluyen los precios de la energía y los alimentos ya han empezado a bajar en Estados Unidos y Gran Bretaña, y algunos predicen que Japón y la zona del euro seguirán la senda.
La inflación subyacente sigue estando muy por encima de la zona de confort de los bancos centrales en las economías desarrolladas y en desarrollo, lo que significa que es necesario un mayor endurecimiento de las políticas monetarias.
Sin embargo, la última ralentización en Estados Unidos y Gran Bretaña mostró que las recientes subidas de las tasas de interés ya estaban teniendo algunos efectos.
Un modelo de inteligencia artificial usado por Oxford Economics sugiere que la inflación subyacente también alcanzará su punto máximo en Japón y la zona euro en el segundo semestre.
La red de memoria a corto plazo, desarrollada originalmente para ayudar a las máquinas a aprender idiomas humanos, analiza datos detallados sobre la inflación para detectar patrones que le ayuden a predecir el índice de precios al consumidor en el futuro.
... pero los salarios apuntan al alza
Los salarios de los trabajadores están lejos de alcanzar el aumento de los precios en el último año, pero al menos están recuperando algo de terreno.
El costo laboral unitario, es decir, el valor de la mano de obra por cada unidad de producción, creció casi un 10% para las empresas no agrícolas de Estados Unidos en el segundo trimestre de este año, según datos de esta semana.
Los salarios son uno de los motores más importantes de los precios en el largo plazo y, si suben demasiado rápido, pueden iniciar un círculo vicioso de subidas de precios.
Sin embargo, fuera de Estados Unidos, el repunte ha sido más modesto y la próxima recesión puede debilitar la mano de obra en las negociaciones salariales.