Tropas rusas en el este de Ucrania capturaron el centro de la ciudad ferroviaria de Lyman y rodearon la mayor parte de Sievierodonetsk, reconocieron el viernes funcionarios ucranianos, con las fuerzas de Kiev retrocediendo ante el mayor avance de Rusia en semanas.
Ucrania insistió en que sus efectivos se mantenían firmes en nuevas líneas defensivas en la región oriental de Donbás, a pesar de los aparentes avances rusos en dos de los principales frentes, batallas que mostraron cómo la ofensiva ha cambiado en los últimos días.
Los separatistas apoyados por Moscú dijeron que tenían el control total de Lyman, un centro ferroviario que Rusia ha estado atacando desde el norte en uno de los principales ejes de su avance.
Los funcionarios ucranianos reconocieron que Rusia había capturado la mayor parte de la ciudad, pero el Ministerio de Defensa dijo que las fuerzas seguían resistiendo en los distritos del noreste y el suroeste, impidiendo que los rusos lanzaran un avance hacia Sloviansk, una importante ciudad a media hora en automóvil al suroeste.
Más al este, las fuerzas rusas habían rodeado dos tercios de la ciudad de Sievierodonetsk, dijo el gobernador regional de Lugansk, Serhiy Gaidai.
La ciudad es el centro de población más importante del este que sigue en manos de Ucrania en el Donbás, y Rusia ha estado intentando encerrar a la principal fuerza de combate ucraniana dentro de ella y de su ciudad gemela, Lisichansk, al otro lado del río Síverski Donets.
El 90% de los edificios de Sievierodonetsk están destruidos, manifestó Gaidai.
Oleskiy Arestovych, asesor del presidente de Ucrania, dijo en una entrevista durante la noche que Lysierodonets había caído, y que el ataque ruso bien organizado allí mostraba que los militares de Moscú estaban mejorando sus tácticas y operaciones.
Las fuerzas rusas están logrando su mayor avance en semanas en la región oriental de Donbás, tras ser expulsadas de la capital, Kiev, en marzo, y de las afueras de la segunda ciudad más grande, Járkov, este mes.
La ofensiva ha ganado terreno desde que las fuerzas rusas rompieron las líneas ucranianas al sur de Sievierodonetsk en la ciudad de Popasna la semana pasada.
Popasna, a la que llegaron los periodistas de Reuters en territorio controlado por Rusia el jueves, era un páramo quemado de apartamentos de gran altura y edificios municipales destrozados. Los tanques rusos y otros vehículos militares recorrían las calles sembradas de escombros levantando polvo, y helicópteros de ataque volaban a baja altura.
El cuerpo hinchado de un hombre muerto con uniforme de combate yacía en un patio.
Natalia Kovalenko salió en los últimos días del sótano donde se refugiaba, para dormir entre los restos de su propio piso. Su balcón y las ventanas habían volado por los aires tras el impacto directo de un proyectil. Contempló con nostalgia el patio destruido y contó que dos personas habían muerto allí y ocho habían sido heridas por un proyectil cuando salieron a cocinar.
“Tengo que arreglar la ventana de alguna manera. El viento sigue siendo malo. Hace frío por la noche”, dijo. “Estamos cansados de tener tanto miedo. Tan cansados”.
Las fuerzas terrestres rusas han capturado ya varias aldeas al noroeste de Popasna, según el Ministerio de Defensa británico.
A qué precio
El avance de Rusia en el este sigue a una contraofensiva ucraniana que hizo retroceder a las fuerzas rusas desde Járkov este mes, pero Moscú ha impedido que las fuerzas ucranianas ataquen la retaguardia de las líneas de suministro rusas al Donbás.
El jueves, las fuerzas rusas bombardearon partes de la propia Járkov por primera vez en días. Las autoridades locales dijeron que nueve personas murieron. Reuters grabó cómo los proyectiles estallaban en un barrio enviando nubes de humo al cielo.
En el sur, donde Moscú también se ha apoderado de una franja de territorio desde la invasión del 24 de febrero, las autoridades ucranianas creen que Rusia pretende imponer un dominio permanente.
El mando militar ucraniano del sur dijo que Rusia estaba enviando equipo militar desde Crimea, construyendo una tercera línea de defensa para prepararse para un posible contraataque ucraniano, y minando las orillas de un enorme embalse detrás de una presa en el río Dniéper que separa las fuerzas.
“Todo esto indica que Rusia intentará mantener los territorios ocupados bajo su control”, señaló.
En un discurso nocturno, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, criticó a la Unión Europea (UE) por vacilar en la prohibición de las importaciones energéticas rusas, diciendo que el bloque estaba financiando el esfuerzo bélico de Moscú con mil millones de euros al día.
“La presión sobre Rusia es literalmente una cuestión de salvar vidas. Cada día de dilación, de debilidad, de disputas diversas o de propuestas para ‘pacificar’ al agresor a costa de la víctima, sólo significa más ucranianos muertos”, comentó.
Los países occidentales, encabezados por Estados Unidos, han proporcionado a Ucrania armamento de largo alcance, incluidos obuses M777. Kiev dice que quiere armas terrestres de mayor alcance, especialmente lanzacohetes, para ayudarle a ganar las batallas de artillería.
Funcionarios estadounidenses afirman que el gobierno del presidente Joe Biden está considerando ahora suministrar a Kiev el sistema de cohetes de artillería de alta movilidad M142 (HIMARS), que puede tener un alcance de cientos de kilómetros.
Washington se había abstenido de suministrar este tipo de armas, en parte por la preocupación de que haya una escalada en caso de que Ucrania alcance objetivos en el interior de Rusia. Funcionarios estadounidenses y diplomáticos dijeron a Reuters que Washington ha discutido esto con Kiev.
“Nos preocupa la escalada y, sin embargo, no queremos poner límites geográficos ni atarles demasiado las manos con el material que les estamos dando”, afirmó un funcionario estadounidense bajo condición de anonimato.
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, advirtió que cualquier suministro de armas que pudiera llegar a territorio ruso sería un “paso serio hacia una escalada inaceptable”.
Rusia califica su invasión de Ucrania de “operación militar especial” para derrotar a los “nazis” en ese país. Occidente dice que es una justificación infundada para una guerra de agresión.