La economía de Rusia ha logrado frenar el impacto a corto plazo de las severas sanciones impuestas por las potencias occidentales por su invasión de Ucrania, pero a medio plazo afronta una “catástrofe en cuotas”, según el Instituto de Viena para Estudios Económicos Internacionales (wiiw).
En sus “Pronósticos de verano”, el wiiw resalta el contraste entre los estragos “devastadores” que causa la agresión rusa en la economía de Ucrania, y cómo el agresor ha podido evitar de momento graves daños.
El wiiw pronostica que la economía ucraniana decrecerá un 38% este año, mientras que estima en un 7% el retroceso del Producto Bruto Interno (PBI) ruso, dos puntos menos que lo calculado hace tres meses.
“El banco central ruso actuó de forma muy inteligente y vinculó el tipo de cambio al precio del petróleo”, explicó el director ejecutivo del wiiw, Mario Holzner, al presentar el informe.
Recordó que Rusia, el tercer productor mundial de petróleo y segundo exportador, se vio muy beneficiado por el fuerte encarecimiento del “oro negro”.
Sin embargo, las sanciones “mostrarán su efecto a medio plazo”, pues la industria ya está sufriendo daños. La tecnología occidental, como las piezas para aviones, tampoco puede ser sustituida fácilmente, por lo que Holzner ve una “evolución muy dolorosa para la economía rusa, tanto a mediano como a largo plazo”.
Las sanciones supondrán “una catástrofe a plazos” para Rusia, aseguró el experto.
El mayor problema para Ucrania “es el bloqueo de los puertos del Mar Negro”, que impide la exportación de decenas de toneladas de semillas de girasol, trigo y otros cereales.
Dado que su transporte por otras vías “es muy difícil”, el wiiw prevé que la situación impulsará aún más la subida de los precios de los alimentos en todo el mundo.
A ello se añaden, para Ucrania, los daños causados por los bombardeos rusos de edificios e infraestructuras, que según el wiiw “superan el 60% del PBI del país en el 2021″.
Si bien la nación agredida se “va adaptando a la nueva realidad de la guerra y recupera lentamente” algunos sectores de su economía, siguen por debajo del 40% de las capacidades que tenía antes del 24 de febrero, cuando Rusia lanzó su violenta ofensiva.
Además de los dos países en guerra, también las vecinas Bielorrusia y Moldavia afrontan este año una recesión, al caer su PBI en un 4.5% y 1%, respectivamente.
En general, la guerra, la inflación y la crisis energética amenazan con sumir en una recesión a Europa del este y del sureste, advierte el wiiw.
“En mayo, la inflación (interanual) aumentó a cifras de dos dígitos en los 23 países de la región que supervisamos, con la excepción de Eslovenia”, señala el informe.
Para Bulgaria, República Checa, Estonia, Croacia, Hungría, Lituania, Letonia, Polonia, Rumanía, Eslovenia y Eslovaquia, el wiiw pronostica una inflación media del 11% en todo el 2022.
Destaca que los elevados precios de los alimentos son un problema especialmente grave para la población de la región, ya que destinan a ellos entre el 20% y 50% de sus gastos, mientras que en la cercana Austria, por ejemplo, la alimentación representa alrededor del 10% del gasto de un hogar.
Si estos países llegan a necesitar “racionar el petróleo y el gas en invierno, Europa del Este podría entrar en recesión”, alerta el instituto especializado.