Rodrigo Rato. (Foto: Reuters).
Rodrigo Rato. (Foto: Reuters).

La entrada en prisión de , el que fue todopoderoso ministro español de Economía y responsable del , cierra una caída que le llevó de la cima financiera mundial a convertirse en el paradigma de todos los males que trajeron la crisis y la corrupción.

Rato, responsable del llamado "milagro económico español" entre 1996 y el 2004, ingresó ayer a una cárcel de la provincia de Madrid para cumplir una condena de cuatro años y medio por el uso de tarjetas opacas de la antigua Caja Madrid, entidad que presidió entre diciembre del 2010 y mayo del 2012.

Procedente de una acaudalada familia vinculada por parte paterna a la industria textil, la construcción y la radiodifusión, y por la materna a la minería y la banca, Rato fue desde joven consejero de algunas de las empresas familiares.

Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Administración de Empresas por la Universidad de California (Berkeley), Rato (Madrid, 1949) inició su carrera política en 1979 en Alianza Popular (AP) -precursor del actual Partido Popular (PP, centroderecha)- y fue diputado desde 1982.

La victoria electoral del PP en 1996 le convirtió en vicepresidente segundo, ministro de Economía y Hacienda (1996-2000) y ministro de Economía (2000-2004) de los gabinetes del expresidente del Gobierno José María Aznar, a quien le unían su larga amistad y una clara afinidad profesional.

Durante su gestión, continuó con el saneamiento económico iniciado por el Ejecutivo anterior y situó el crecimiento económico en niveles superiores al resto de la eurozona.

También prosiguió con la privatización de empresas públicas, entre ellas las de Endesa, Tabacalera, Repsol, Telefónica o Gas Natural, cuestionadas por los investigadores de la Guardia Civil años más tarde.

Todo eso le permitió competir, sin éxito, con Mariano Rajoy como candidato del PP a la presidencia del Gobierno y sucesor de Aznar.

Sí encontró apoyos, en cambio, para convertirse en el primer director gerente español del Fondo Monetario Internacional (FMI) en junio de 2004, donde acometió el mayor plan de reforma de redistribución del poder entre los países miembros.

En octubre del 2007, renunció por sorpresa a su puesto en Washington por motivos personales que le trajeron de vuelta al sector privado español.

Su carrera allanó su entrada en una de las entidades bancarias más afectadas por el estallido de la burbuja inmobiliaria, Caja Madrid, como relevo de Miguel Blesa, conocido de su círculo y con el que compartiría banquillo por el escándalo de las tarjetas opacas al fisco.

Rato lideró una fusión de siete cajas de ahorro en la nueva entidad Bankia, lanzada en bolsa en julio del 2011 a pesar de las reticencias de los analistas, que se confirmaron con la necesidad de inyección de dinero público a finales de ese año.

En el 2012, una denuncia por supuesta estafa y falsedad contable en Bankia inaugura una nueva etapa para Rato, que cambió desde entonces los despachos oficiales y financieros por las salas judiciales de la Audiencia Nacional.

Además del caso que le llevó hoy a la cárcel, está previsto que el 26 de noviembre comience el juicio en su contra por la salida a bolsa de Bankia, por el que se piden cinco años de cárcel.

Y otro caso aún más prolijo es el que se le instruye por presuntos delitos fiscales, corrupción y blanqueo, con los que el exvicepresidente del Gobierno habría abultado su patrimonio.

Rato, que defiende sin éxito su inocencia en todos estos casos, se ha convertido a su pesar en símbolo y paradigma de la corrupción en España.

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