El régimen chavista que controla Venezuela ofreció discretamente el año pasado liberar a estadounidenses presos a cambio de que Estados Unidos dejara en libertad a Alex Saab, considerado el testaferro del ilegítimo presidente Nicolás Maduro, según fuentes al tanto de la propuesta e intercambios de mensajes a los que tuvo acceso The Associated Press (AP).
La oferta fue discutida en una reunión en Ciudad de México en setiembre del 2020 por un colaborador de Maduro y Richard Grenell, un estrecho aliado del entonces presidente Donald Trump, dijo uno de los organizadores del encuentro.
El gobierno de Trump rechazó la oferta, que ha adquirido nueva pertinencia tras la extradición a Miami días atrás de Saab, que según los fiscales estadounidenses era el canal principal de corrupción en el círculo íntimo de Maduro.
En represalia, el régimen chavista volvió a encarcelar a seis directivos de Citgo, con sede en Houston, una subsidiaria de la petrolera estatal venezolana, PDVSA, que se encontraban bajo arresto domiciliario.
Hace poco más de un año, el ilegítimo gobierno de Maduro parecía dispuesto a liberar a los seis ejecutivos de Citgo junto con dos ex boinas verdes vinculados con un intento fallido de incursión a través de la frontera, a cambio de Saab, según el exlegislador de Miami David Rivera, quien dijo que ayudó a organizar el encuentro.
Grenell no quiso revelar qué se trató en el encuentro de setiembre del 2020, pero negó rotundamente que tuviera que ver con negociaciones sobre rehenes.
“Jamás discutí un intercambio. No era algo que nos interesara ni materia de negociación, jamás. El propósito de la reunión era claro para todos los participantes en la negociación”, dijo en un comunicado breve.
Sin embargo, el interés de Venezuela de negociar la libertad de Saab fue corroborado por otra persona con conocimiento de la propuesta que habló sobre el intento diplomático discreto bajo la condición de anonimato.
La AP también tuvo acceso a los mensajes de texto que siguieron a una reunión de algunos de los organizadores —pero no Grenell ni Erik Prince— en los que se discuten los pasos siguientes para lograr un acuerdo por la libertad de los presos estadounidenses.
Prince, que se reunió con Grenell en Ciudad de México, es el fundador de la polémica empresa de seguridad Blackwater y hermano de Betsy DeVos, la secretaria de Educación de Trump.
El relato de Rivera genera nuevas preguntas sobre la naturaleza y el alcance de la diplomacia secreta. Probablemente generará nuevas presiones sobre el gobierno de Joe Biden, criticado por no hacer lo suficiente para lograr la libertad de estadounidenses detenidos en el exterior, para que busque un acuerdo con Maduro sobre intercambio de prisioneros, algo a lo que se resiste.
Según Rivera, el que lo invitó a sumarse a las gestiones fue Raúl Gorrín, un empresario venezolano que intentaba superar las diferencias entre Estados Unidos y Maduro cuando lo acusaron del intento de sobornar a altos funcionarios del régimen, Rivera, un republicano que duró un periodo en el Congreso, dijo que participó como traductor en conferencias telefónicas a través del servicio de mensajería Wickr, antes de la reunión en la que Gorrín dijo a Prince que Maduro estaba dispuesto a intercambiar a los estadounidenses por Saab.
“Gorrín en español y yo en inglés le dejamos perfecta y reiteradamente en claro a Prince que el objetivo de la reunión era discutir la libertad de los estadounidenses a cambio de Saab”, declaró Rivera.
Saab había sido arrestado meses antes en Cabo Verde cuando iba hacia Irán y peleaba con uñas y dientes contra la extradición a Estados Unidos. Tuvo la colaboración del gobierno de Maduro, que considera al discreto empresario nacido en Colombia un enviado diplomático y poseedor de secretos de Estado que, de salir a la luz, comprometerían la seguridad nacional de Venezuela.
Según Rivera, después de varias llamadas Prince organizó el encuentro de él y Grenell en México con Jorge Rodríguez, un colaborador principal de Maduro y ahora presidente del congreso progobierno.
En el 2019, Prince viajó a Caracas para reunirse con la hermana de Rodríguez, la vicepresidenta Delcy Rodríguez, consolidando su papel como uno de los escasos interlocutores estadounidense del gobierno aislado de Maduro.
Rivera señaló que él también debía asistir a la reunión, pero lo demoró una conexión en Houston, Cuando arribó a la capital mexicana, la reunión en el hotel Westin ya había fracasado ante la insistencia de Grenell de que cualquier intercambio de prisioneros incluyera un plan de salida para Maduro, señaló Rivera.
En una llamada posterior, Prince dijo a Gorrín que “para el gobierno de Trump, los seis de Citgo no tenían valor suficiente para ser canjeados por Saab”, detalló Rivera.
No está claro si el gobierno de Trump consideró la oferta de Maduro. El viaje a Ciudad de México sorprendió a algunos funcionarios sénior del gobierno de Trump, que se enteraron a través de la prensa y temían que atentara contra los intentos de socavar a Maduro mediante las sanciones y las investigaciones sobre corrupción.
A diferencia de otros canjes de prisioneros con gobiernos hostiles, desde Cuba hasta Irán, Saab aún no ha sido juzgado por sus presuntos delitos. Además, su arresto fue el resultado de años de esfuerzos de la policía estadounidense, alentados por sectores belicistas de la política exterior y exiliados venezolanos influyentes en Florida para quienes Saab —el arquitecto de los esfuerzos para evadir las sanciones estadounidenses— era un trofeo demasiado valioso para entregarlo antes de que lo condenara la justicia estadounidense.