No obstante, sí vale la pena celebrar las victorias de seguridad pública en América Latina, hogar de 43 de las 50 ciudades más violentas del mundo en el 2016.
No obstante, sí vale la pena celebrar las victorias de seguridad pública en América Latina, hogar de 43 de las 50 ciudades más violentas del mundo en el 2016.

Una mañana de agosto, a tempranas horas, reinó una parálisis entre brasileños por una escena criminal en tiempo real. Un joven secuestró un autobús urbano abarrotado en un puente de Río de Janeiro y amenazó con incendiarlo. Cuando las negociaciones fallaron, fue asesinado por un francotirador de la policía. Millones fueron testigo de la sombría secuencia que fue difundida en vivo por televisión. Los mejores de Río hicieron su trabajo de manera admirable, pero no tanto el gobernador Wilson Witzel, que saltó desde su helicóptero sobre el puente y levantó la mano en el aire, como Neymar cuando celebra un gol en la Copa Mundial.