La protección contra el coronavirus COVID-19 que confieren las vacunas de Pfizer-BioNtech y de Oxford-AstraZeneca disminuye significativamente después de seis meses, indicó un estudio británico, cuyos autores abogan por dosis de refuerzo.
Un mes después de la segunda dosis, la eficacia de la vacuna de Pfizer es de un 88%, una protección ante eventuales contagios que desciende al 74% entre cinco y seis meses después de la inyección, según el último análisis del estudio Zoe Covid.
Para la vacuna de AstraZeneca, la eficacia pasa de 77% un mes después de la segunda dosis al 67% entre cuatro y cinco meses después.
El estudio se realizó a partir de datos de alrededor de un millón de usuarios de la aplicación Zoe, puesta en marcha por un grupo privado homónimo.
Investigadores del King’s College de Londres y del equipo de Zoe analizaron así los datos de los contagios ocurridos entre el 26 de mayo y el 31 de julio del 2021 en personas vacunadas que descargaron la aplicación entre el 8 de diciembre y 3 de julio del 2021.
La campaña de vacunación británica, que ha administrado una segunda dosis al 77% de los mayores de 16 años, dio prioridad sobre todo a los ancianos y las personas de riesgo, así como a los trabajadores médicos.
A juicio de los investigadores del King’s College, la protección ha disminuido, por tanto, más en estos grupos.
El profesor Tim Spector, científico que lideró el proyecto, advirtió que esta podría ser “inferior al 50% en ancianos y personal sanitario para el invierno” boreal.
Si esta cifra se refiere a los contagios y no a las formas graves, esto podría implicar “un aumento de las hospitalizaciones y de las muertes”, si el país enfrenta niveles de infección altos y una variante muy contagiosa.
El investigador considera así “urgente prever dosis de refuerzo”, así como estudiar si conviene inmunizar a los menores en función de las vacunas disponibles.
Varios países estudian administrar una dosis de refuerzo, entre ellos el Reino Unido que quiere proponerla a las personas de riesgo a partir de setiembre, pese a las reticencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).