Portugal es un país “profundamente asimétrico”, con grandes desequilibrios entre las zonas rurales del interior y los centros urbanos y con mayores desigualdades sociales en los municipios más ricos, según un informe de la Fundación Francisco Manuel dos Santos.
El envejecimiento de la población y el “vaciamiento” del interior del país constituyen dos de los grandes desafíos que debe resolver Portugal, advierte el estudio “Territorios de bienestar: asimetrías en los municipios portugueses”.
El informe concluye que en el 28% de los municipios, más de la mitad de las familias son pobres. En su mayoría, son pueblos del interior y con baja densidad de población.
Los expertos advierten que los desequilibrios entre áreas rurales y urbanas se acentúan en capítulos como Salud, Educación y Vivienda.
Solo en los seis municipios más ricos -Lisboa y varias localidades aledañas, Oporto y Coimbra- los ingresos de las familias están en línea con la media europea, pero la brecha social es mayor, aumenta la precariedad laboral y es más difícil la conciliación.
En las grandes ciudades, continúa el estudio, las desigualdades son mayores y es “más duro” ser pobre porque no existen los apoyos que se encuentran en los municipios más pequeños.
La investigación, apunta su coordinadora, Rosario Mauritti, revela que el interior tiene menos empleos y menos actividad económica pero una mayor movilización de la comunidad para afrontar la pobreza y el envejecimiento.
El sentimiento de felicidad, concluye el informe, no está únicamente ligado a la riqueza. Los portugueses valoran sobre todo los lazos familiares y sociales, el trabajo digno y el equilibrio entre la vida laboral y familiar.