Después de batallar con el coronavirus durante demasiado tiempo, el mundo comprende a la perfección la palabra del año de Bélgica: “knaldrang!” - la urgencia de celebrar, la necesidad de soltarse. Sin embargo, al acercarse las celebraciones de Año Nuevo, la variante ómicron ensombrece cada vez más el ambiente.
El lunes fue un buen ejemplo, ya que varios gobiernos consideran imponer restricciones adicionales a una variedad de medidas y cuarentenas ya vigentes en Europa.
En Estados Unidos, el doctor Anthony Fauci, el principal experto en temas infecciosos de país, dijo en entrevista con ABC que debido a ómicron, “esto empeorará antes de mejorar”.
El gobierno francés y el primer ministro británico Boris Johnson evaluaban los últimos datos y la necesidad de reducir los números récord de infecciones de COVID-19 con medidas adicionales para que las personas se mantengan distanciadas en un momento en que sinceramente anhelan estar juntas.
Pero con indicios de que ómicron podría ser una variante más ligera a pesar de su enorme transmisibilidad, los políticos estaban atrapados entre volver a estropear otra fiesta o ir sobre seguro para evitar el colapso de los sistemas de atención médica.
Para complicar aún más las cosas, faltaban los datos completos del fin de semana de Navidad, lo que dificultaba registrar los casos de ómicron.
En Bélgica, las personas se enfrentaron el lunes a la primera prueba real con varias medidas nuevas. Las compras se limitaron a máximo dos adultos, posiblemente acompañados por niños, y los cines y salas de conciertos cerraron en un momento en que una cantidad incontable de familias vacacionaban juntas.
Las órdenes de cerrar teatros y centros de arte fueron particularmente criticadas.
“También lo necesitamos para nuestra salud mental. Es la única forma en que las personas vivan experiencias, cuenten historias. Es de primordial importancia para nosotros estar abiertos en estas épocas complicadas y complejas”, dijo Michael De Kok, director artístico del Teatro Real Flamenco.
Incluso las celebraciones en masa, como los fuegos artificiales de Año Nuevo para los que usualmente miles de personas se congregan en Bruselas en busca de la mejor vista, se cancelaron. Los centros nocturnos ya cerraron, y los restaurantes y bares deben cerrar a las 11 de la noche.
En el Reino Unido, se imponen cada vez más medidas similares. Escocia cerrará sus centros nocturnos el lunes después de que Irlanda del Norte y Gales lo hicieran el domingo, aunque siguen abiertos en Inglaterra. Se anticipa que informen sobre los datos más recientes de la propagación de ómicron al primer ministro Boris Johnson, quien se ha resistido a ordenar nuevas restricciones, pero no las ha descartado.
Francia registró más de 100,000 infecciones de virus en un solo día por primera vez en la pandemia y las hospitalizaciones por COVID-19 se han duplicado en el último mes. El gobierno del presidente Emmanuel Macron estaba reunido de emergencia el lunes para discutir los próximos pasos para atacar el virus.