La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ve signos de ralentización de la economía en Europa en sus indicadores compuestos avanzados publicados este lunes, los primeros que tienen en cuenta los efectos de la guerra de Ucrania.
Esa inflexión en el ritmo de crecimiento es visible en las grandes economías europeas, como Alemania, Francia, Italia, España o Reino Unido, mientras que en Estados Unidos, Japón o Canadá la tendencia sigue siendo estable.
Los indicadores compuestos avanzados de marzo -unas estadísticas que señalan con entre seis y nueve meses de anticipación fluctuaciones en el ciclo económico- bajan para la mayoría de los países del Viejo Continente, aunque por lo general se mantienen por encima del nivel 100, que marca la media de largo plazo.
El retroceso en ese mes es importante en Reino Unido (28 centésimas a 100.58 puntos), Francia (25 centésimas a 99.45 puntos) o Italia (23 centésimas a 100.80 puntos) y algo menos pronunciado en España (16 centésimas a 101.11 puntos) o en Alemania (13 centésimas a 100.63 puntos).
En la zona euro en su conjunto, el descenso mensual es de 17 centésimas a 100.43 puntos.
Fuera de Europa, el indicador sube 4 centésimas para Estados Unidos a 100.09 puntos, se mantiene sin cambios para Japón a 100.55 puntos y disminuye en 5 centésimas para Canadá a 100.09 puntos.
Entre los Estados latinoamericanos miembros de la OCDE, lo más sobresaliente es la violenta caída de Chile, con un bajón de 48 centésimas en marzo, que supone una aceleración de esa tendencia que se venía constatando en los meses anteriores.
Su indicador se queda en 98.88 puntos, uno de los más bajos de la organización y netamente inferior al nivel 100 de la media de largo plazo.
Fuera de la OCDE, entre las grandes economías emergentes Brasil destaca por el bajón considerable de su indicador en marzo (51 centésimas a solo 97.82 puntos), que una vez más apunta a una inflexión de su crecimiento económico.
En un primer informe de evaluación del impacto económico de la invasión rusa de Ucrania presentado el 17 de marzo, la organización estimó que el Producto Bruto Interno (PBI) global podría reducirse en cerca de dos puntos.
Sus autores precisaron entonces que a la zona euro, a causa de su dependencia de los combustibles fósiles que importa de Rusia, le podría costar 1.4 puntos de PBI, mientras que en Estados Unidos el impacto sería menor (de 0.9 puntos).