El estruendo de las ametralladoras resonó entre los edificios abandonados de Pripyat, en la Zona de Exclusión de Chernóbil, donde soldados de la Guardia Nacional Ucraniana realizaron ejercicios de combate urbano.
El entrenamiento realizado en uno de los sitios más radioactivos del planeta se hizo en medio de los temores de una potencial invasión rusa.
El gobierno de Rusia ha amasado más de 100,000 soldados en la frontera con Ucrania y ha enviado personal a Bielorrusia, 10 km al norte, para realizar maniobras conjuntas.
Para las fuerzas ucranianas, las calles desiertas y edificios de apartamentos de Pripyat, vacíos desde que los habitantes fueron evacuados tras el desastre nuclear de 1986, son un campo de entrenamiento ideal.
Los soldados en traje de camuflaje practicaron desalojar atacantes armados de edificios, disparos de mortero y enfrentar a francotiradores en condiciones urbanas.
Los servicios de emergencia montaron evacuaciones, en las que un altavoz en un dron pide a los habitantes salir, y apagaron incendios causados por los combates.
“Como no hay civiles por aquí, podemos hacer los ejercicios con municiones reales en una situación lo más cercana posible a una guerra urbana”, comentó un soldado que se identificó como Litva.
Pero entrenar dentro de la zona de exclusión tiene sus riesgos. Antes del entrenamiento, el primero de este tipo en Pripyat, trabajadores con medidores de radiactividad evaluaron la ruta para verificar que no hubiera focos radiactivos.
“Todo fue revisado y no representa un peligro”, aseguró Litva con confianza, aferrado a su fusil automático.
Focos radiactivos
Algunos gobernantes occidentales insisten en que la presencia de tropas rusas en la frontera es una amenaza real y urgente, pero las autoridades en Kiev alertaron contra el “pánico”.
El ministro ucraniano de Defensa, Oleksiy Reznikov, minimizó la posibilidad de una incursión de las fuerzas rusas desde Bielorrusia.
Estados Unidos ha dicho que podría haber unos 30,000 soldados rusos en ese país, pero Reznikov insistió en que los “varios miles” de rusos al otro lado de la frontera con Bielorrusia no son suficientes para un ataque.
También citó el difícil terreno como un obstáculo, además del peligro de radiación si intentan pasar la zona de exclusión hacia la capital, Kiev.
“Esta zona es muy difícil de atravesar. Bosques, pantanos, ríos, es complicado pasar a pie, más aun con un tanque”, indicó Reznikov a periodistas llevados a la zona de exclusión para observar los ejercicios.
“Y no olviden que, desde el desastre, permanecen algunas áreas altamente radiactivas en la ruta desde Bielorrusia”, recordó.
Seguridad reforzada
El ministro ucraniano del Interior, Denys Monastyrskiy, señaló que debido al aumento de tensiones, la seguridad ha sido reforzada alrededor de todos los reactores nucleares, incluido el sitio de Chernóbil, ahora cubierto por un enorme sarcófago protector.
“Estamos absolutamente seguros de que la planta nuclear de Chernóbil no está bajo amenaza”, sostuvo Monastyrskiy.
Pero las fuerzas de la Guardia Nacional en Pripyat no entrenaban para contrarrestar una invasión rusa a gran escala.
Se prepararon para la amenaza de infiltrados uniformados que podrían tomar edificios y desestabilizar el país.
Eso fue lo que ocurrió cuando Rusia tomó la península de Crimea en el 2014 y comenzó a promover el conflicto separatista en el este de Ucrania.
Las autoridades ucranianas insisten en que la desestabilización interna es su mayor preocupación. “Tenemos que mostrar nuestra capacidad de reaccionar a cualquier evento”, señaló Monastyrskiy.