Investigadores examinaron 22 verificaciones de datos llevadas a cabo de forma simultánea en Argentina, Nigeria, Sudáfrica y el Reino Unido entre septiembre y octubre de 2020 para realización del estudio (Foto: iStock)
Investigadores examinaron 22 verificaciones de datos llevadas a cabo de forma simultánea en Argentina, Nigeria, Sudáfrica y el Reino Unido entre septiembre y octubre de 2020 para realización del estudio (Foto: iStock)

La verificación de datos reduce de forma significativa la creencia en la desinformación y deja un poso mental más largo que las afirmaciones falsas, según un estudio publicado este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Los investigadores hallaron que la comprobación de datos funcionó con pocas variaciones en Argentina, Nigeria, Sudáfrica y el Reino Unido, y que todavía era posible detectar sus efectos positivos hasta dos semanas más tarde.

Este análisis demuestra que lo que se conoce en inglés como “fact-checking” es una herramienta efectiva contra la información independientemente del país donde uno se encuentre, la cultura y el ambiente político.

Uno de los autores del estudio, Ethan Porter, explicó que así como investigaciones previas habían revelado que cuando se hace una corrección sobre los hechos se reducen las creencias falsas, incluso en temas con una carga política, hasta ahora había pocas pruebas sobre cómo funciona la verificación a nivel global.

“Este estudio deja claro que la verificación de datos puede reducir las creencias falsas frente a la desinformación en el mundo, y que esa reducción persiste por un tiempo”, dijo este profesor de Medios de Comunicación y Asuntos Públicos de la Universidad de George Washington

Detalles de la investigación

Porter y su colega Thomas Wood, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Ohio, examinaron 22 verificaciones de datos llevadas a cabo de forma simultánea en Argentina, Nigeria, Sudáfrica y el Reino Unido entre septiembre y octubre de 2020.

Para desarrollar el análisis, los investigadores colaboraron con organizaciones locales que se dedican a comprobar datos y se contó con unos 2.000 voluntarios.

Algunos de los participantes en los experimentos solo tuvieron acceso a desinformación, mientras que a otros se les proporcionaron, además, correcciones de esas noticias falsas hechas por las organizaciones de verificación. Después, se les preguntó que puntuaran de 1 a 5 cuánto creían en una afirmación falsa.

Aparte de esos dos grupos de voluntarios, hubo un tercero que no recibió ni desinformación ni tuvo acceso a verificaciones, y al que se le solicitó que calificara de 1 a 5 cuánto creían en las afirmaciones falsas.

Cuando los investigadores cruzaron las respuestas de los voluntarios, vieron que cada verificación de datos producía creencias más precisas, mientras que la desinformación no siempre conduce a ese tipo de creencias si se compara con las respuestas del tercer grupo.

La investigación se hizo sobre una amplia serie de temas, como la covid-19, política local, sucesos y economía. Los voluntarios a los que se les presentaron las verificaciones de datos a menudo retuvieron la información por un tiempo, en concreto dos semanas después de tomar parte en el experimento inicial.

Por lo general la comprobación de datos aumentó la creencia en la información precisa, independientemente de la afiliación política. Por ejemplo, el “fact-checking” sobre la COVID-19 y la crisis climática incrementó la creencia en datos verdaderos en todos los países estudiados

Wood destacó que cuando comenzaron a trabajar en este campo hace cinco años existía “un consenso de que la corrección de la desinformación no solo no era efectiva, sino que agravaba el problema y hacía que la gente se atrincherara más en sus creencias falsas”.

Sin embargo, puntualizó: “No hemos encontrado pruebas de eso en los cuatro países, lo que descubrimos fue que el ‘fact-checking’ puede ser una herramienta muy efectiva frente a la desinformación”