Víctima brutal de la pandemia, la convaleciente economía mundial ya se ve afectada por la variante ómicron del coronavirus, que llega acompañada de medidas restrictivas, especialmente en el sector del transporte aéreo.
Reportada por primera vez hace menos de una semana a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Sudáfrica, esta nueva cepa se detectó desde el Pacífico hasta Europa, pasando por Canadá, llevando a una cuarentena de países a anunciar nuevas restricciones de viaje.
La gravedad del impacto económico dependerá de la peligrosidad que demuestre esta nueva variante, de la cobertura de vacunación de la población mundial y de la resistencia de la cepa a las vacunas disponibles.
Previsiones reducidas
No obstante, desde el escenario más favorable a las hipótesis más sombrías, economistas ya están revisando a la baja todas las previsiones para el 2022.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) señala desde hace meses que el COVID-19 sigue siendo el principal factor de riesgo para la economía mundial, y exhorta a acelerar la vacunación. En octubre, esperaba un crecimiento de 4.9% para el próximo año.
El impacto económico podría ser “modesto” en el orden de 0.25 puntos porcentuales sobre el crecimiento mundial si ómicron provoca “síntomas relativamente moderados” y las vacunas son “eficaces”, subrayó Gregory Daco, economista jefe en Oxford Economics.
En el peor escenario, donde la variante se torne extremadamente letal y obligue a confinar a buena parte de la población mundial, el crecimiento estimado para el 2022 podría reducirse a 2.3% contra el 4.5% estimado por Oxford Economics previo a la aparición de esta variante.
Incluso en ese escenario, no es seguro que los gobiernos que destinaron miles de millones de dólares en ayuda desde el inicio de la pandemia, estén dispuestos a tomar nuevas medidas de estímulo fiscal, especialmente si las vacunas están disponibles, observó Daco.
“Estos aspectos serán claves para determinar en qué medida esto afectará la economía mundial y el comportamiento de las personas”, subrayó por su parte Erik Lundh, economista del Conference Board.
Autorrestricción y escasez
Más allá de las medidas que tomen los gobiernos, el miedo a infectarse podría llevar a las personas a autoimponerse restricciones para viajar o salir a cenar, por ejemplo, reduciendo el riesgo de contagio, pero también el consumo, afectando al crecimiento, agregó.
Otro riesgo es la exacerbación de los problemas en las cadenas mundiales de suministro y las presiones inflacionarias.
Porque “una gran parte del transporte aéreo pasa por vuelos que transportan pasajeros”, recuerda Erik Lundh. “Si hay cancelaciones de vuelos, una interrupción en la demanda de vuelos comerciales para pasajeros, se corre el riesgo de limitar el flete aéreo”, dijo.
Además, una ola de infecciones por ómicron “podría hacer que algunos trabajadores dejen temporalmente la fuerza laboral y disuadir a otros de regresar, exacerbando la actual escasez de mano de obra”, comentó Neil Shearing, economista jefe de Capital Economics, en una nota.
Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, sostuvo el lunes que “no hay razón para entrar en pánico”, aún si el país fue puesto en “alerta temprana”.
En cuanto a los fabricantes de vacunas, tanto AstraZeneca como Pfizer-BioNTech, Moderna y Novavax manifestaron confianza en su capacidad para combatir esta variante.
Tasas de interés
Sin embargo, la amenaza de una nueva variante, potencialmente más grave, complicará la tarea de los bancos centrales, que podrían “posponer sus planes de subir los tipos de interés hasta que la situación sea más clara”, señaló Shearing.
La Reserva Federal (Fed) se reunirá el 15 de diciembre, y varias otros, incluidos el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra, al día siguiente.
“Sabremos la mayor parte de lo que hay que saber (sobre ómicron) en unas pocas semanas”, dijo el lunes el CEO de Pfizer, Albert Bourla, en la cadena estadounidense CNBC.
Mientras tanto, “la incertidumbre es perjudicial”, señala Gregory Daco.
“Cada vez que regresa el clima de incertidumbre y miedo, se frena la recuperación de la economía mundial”.
El lunes, el propio presidente de la Fed, Jerome Powell, advirtió que ómicron es un riesgo para la economía estadounidense, uno de los motores junto con China y Europa de la actividad global.