Dos pilares de la prensa independiente rusa en los últimos años, la radio Ekho Moskvy (Eco de Moscú) y la televisión Dozhd (Lluvia), suspendieron sus transmisiones, y el acceso a sitios de información proclives a la oposición y a las principales redes sociales ha sido bloqueado.
El diario independiente más conocido de Rusia, Novaya Gazeta --cuyo editor en jefe ganó el año pasado el Premio Nobel de la Paz-- suprimirá el contenido de archivo sobre Ucrania de su web para no entrar en conflicto con la nueva ley.
Los cambios “no dejan espacio para la libre expresión y opinión sobre la guerra”, reclamó Dunja Mijatovic, comisionada de derechos humanos del Consejo de Europa.
Jeanne Cavelier, de Reporteros Sin Fronteras (RSF), señaló que, en Rusia, la guerra informativa está “en pleno auge”.
“El presidente Vladimir Putin tiene que poner a toda la prensa en pie de guerra para justificar la invasión de Ucrania ante los rusos, ocultando las víctimas de la guerra”, agregó.
Más control
Los programas de información presentan la guerra en Ucrania bajo el prisma del Kremlin, con una realidad muy alternativa sobre la situación.
El principal programa de noticias del país, Vremya (Tiempo), abre cada noche con la exaltación de las acciones de los soldados rusos que han mostrado “heroísmo y coraje” en el campo de batalla.
No se menciona la cifra de muertes, que según fuentes occidentales serían varios miles de soldados rusos, pero denuncia la indignación occidental como “histeria” y condena la “agresión” ucraniana como actos de “neonazis”.
La palabra “invasión” está prohibida, por eso los presentadores y periodistas hablan de una “operación militar especial en Ucrania”.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, es blanco de burlas y de comentarios sobre su salud mental.
El principal corresponsal de guerra del canal estatal, Yevgeny Poddubny, quien acompaña a las tropas rusas fuera de Kiev, declaró recientemente que las acciones de Ucrania “atrasan el avance de las tropas rusas pero no lo detendrán”.
Aunque actualmente es difícil evaluar el apoyo de los rusos a la guerra, un sondeo la semana pasada de la consultora rusa VTsIOM, considerada cercana al gobierno, indicó que 71% de los rusos apoya la invasión y que la cifra va en aumento.
“No todos en Rusia entienden lo que está pasando”, sostiene Kadri Liik, una analista del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. “El espacio informativo ruso ya estaba fuertemente controlado y ahora lo está más”, agregó.
“Bases militares” llamadas Facebook
Otros programas hacen eco del relato impuesto por el Kremlin, especialmente los programas de los presentadores Vladimir Solovyov y Dmitry Kiselyov, ambos en la lista de sancionados de la Unión Europea (UE).
Kiselyov, una de las figuras más poderosas de los medios rusos, ya advirtió en el 2014 que Rusia podría convertir a Estados Unidos en “ceniza radiactiva”.
“Nuestros submarinos son capaces de disparar 500 ojivas nucleares para asegurar la destrucción de Estados Unidos y todos los países de la OTAN”, declaró luego de que Putin ordenó poner en alerta sus fuerzas nucleares.
Una invitada reciente de Solovyov en su programa de debate fue la editora en jefe de la televisión estatal Russia Today (RT), Margarita Simonyan, quien dijo que Rusia debería adoptar una política similar a la de China, que prohíbe las redes sociales extranjeras.
“Admitimos en nuestro país, hace años, un ejército extranjero, permitimos bases militares con el nombre de Facebook y cosas así. Ahora nos sorprende que este ejército extranjero nos está disparando”, declaró.
Alexéi Navalni, el principal opositor al Kremlin y actualmente en la cárcel tras haber sobrevivido a un envenenamiento, dijo estar “en shock” ante el panorama mediático en Rusia. “Pronto ustedes (los rusos) tendrán el mismo acceso a la información que yo en prisión. Es decir, nada”, tuiteó.