La vacunación contra el COVID-19 desencadenó este lunes una polémica en Bolivia, con denuncias de la gobernación opositora de Santa Cruz (este), de supuesta mala distribución de las dosis y uso discrecional.
El jefe de Epidemiología de Santa Cruz, Carlos Hurtado, dijo que el gobierno boliviano comunicó la semana pasada que a esa región le entregaría más de 147,000 dosis, pero sólo les dio 100,000.
El gobierno “nos hace planificar con 147,212 dosis y nos deja aquí en la puerta 100,000 dosis. Se llevaron 47,210 dosis que iba a ser para completar el personal de salud [de Santa Cruz] y abrirnos a personas con patología de base y población en general”, afirmó Hurtado.
El gobierno boliviano compra las vacunas en el exterior y las entrega a los servicios de salud de las nueve gobernaciones para su uso. Según la queja, las faltantes son parte de un lote de 500,000 dosis de la farmacéutica china Sinopharm que llegó la semana pasada a Bolivia.
La crítica de Hurtado se sumó a la denuncia que hizo este fin de semana el secretario de Salud de esa gobernación, Joaquín Monasterios, sobre una supuesta “vacunación clandestina” de 63 personas, sin identificarlas.
Monasterio dijo que el gobierno izquierdista de Luis Arce no sigue “el programa correspondiente” de vacunación. La gobernación de Santa Cruz, la región más rica de Bolivia, está en manos de la derecha opositora.
El ministro de Salud, Jayson Auza, respondió las críticas este lunes y dijo que “las vacunas no han sido adquiridas para ningún servicio departamental de salud”, sino son “para personas con males renales que son parte del pueblo”.
Bolivia inició el 29 de enero la vacunación del personal de salud y el jueves comenzó a aplicar las dosis a pacientes de riesgo.
Además de las chinas, Bolivia adquirió 15.2 millones de vacunas: cinco millones de la rusa Sputnik V, más de 10 millones del consorcio británico AstraZeneca-Oxford y unas 100,000 del grupo estadounidense Pfizer.
Inicialmente la vacunación empezó en Santa Cruz, pero este lunes comenzó en La Paz, tanto del personal de salud como de personas con patologías de riesgo, como renales o cáncer.
Bolivia, con 11.5 millones de habitantes, acumuló más de 249,000 contagiados y más de 11,640 fallecidos.