¿Marzo loco? Tras un enero eufórico y un febrero sombrío, en el que la renta fija y la variable se desplomaron al renovarse las expectativas de subidas de tasas de interés, los mercados mundiales podrían sufrir nuevas oscilaciones.
El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años está a punto de terminar febrero con una subida de unos 40 puntos básicos en el mes, su mayor salto mensual desde septiembre. En Europa, el retorno de las notas , que se mueve de forma inversa a los precios, está cerca de máximos de varios años.
El índice S&P 500 ha bajado cerca de un 2% tras el alza del 6% de enero y las bolsas se han debilitado en general en todas las zonas geográficas y estrategias de inversión, con una dirección poco clara.
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En resumen, sigue habiendo mucha incertidumbre sobre la futura trayectoria de la economía mundial y las tasas.
Si los datos siguen resistiendo, la corriente vendedora por las expectativas de un mayor endurecimiento monetario podría continuar. Pero si las señales de desaceleración de la inflación y el crecimiento son lo suficientemente fuertes como para provocar una pausa, los precios de los activos podrían subir de nuevo, con una volatilidad intermedia si las señales de los datos no son claras.
En una señal potencialmente bajista para las acciones, donde las valoraciones están apuntaladas por los rendimientos de los bonos, el índice MOVE, que mide la volatilidad esperada en el mercado del Tesoro de US$ 24 billones, ha subido más de un 20% en febrero, su mayor salto mensual desde junio de 2022.
Los inversores confiaban en enero en que una desaceleración económica animaría a los responsables de la fijación de tasas a hacer una pausa tras una serie de agresivas alzas para frenar la inflación. Sin embargo, los fuertes datos desde entonces desafiaron esa visión.
Datos publicados el viernes que mostraron que un indicador clave de la inflación estadounidense se había acelerado el mes pasado, avivando las apuestas a un alza de tasas. Algunos economistas consideran que la Reserva Federal podría incluso optar por un fuerte incremento de 50 puntos básicos en marzo, tras subir 25 puntos básicos este mes.
“Los inversores se han dado cuenta de que los bancos centrales nos dicen que la inflación volverá al objetivo más tarde de lo que les gustaría y eso significa que las tasas serán más altas durante más tiempo”, dijo Guy Miller, estratega jefe de mercado de Zurich Insurance Group.
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De vuelta a la tierra
Las acciones siguen subiendo ligeramente en el año, pero se han visto frenadas por el retorno del temor a un alza de tasas. El índice amplio de MSCI de valores de mercados emergentes se desplomó un 6,3% este mes, tras haber subido casi un 8% en enero.
Los papeles de crecimiento seguidos por un índice de MSCI compuesto principalmente por empresas tecnológicas, que funcionan bien cuando las tasas son bajas, cayeron un 1.7% en febrero. La medida de MSCI de acciones de valor -empresas cíclicas que ofrecen una alta rentabilidad por dividendo y que resultan atractivas cuando suben los tipos- ha bajado un 2.4%.
Entretanto, los datos europeos han reforzado la sensación de que el crecimiento se mantiene, con un indicador clave de la actividad empresarial de la zona euro en máximos de nueve meses.
Como resultado, los inversores están reexaminando su escenario de aterrizaje suave y temen que los bancos centrales endurezcan demasiado las condiciones monetarias en respuesta a los buenos datos, desencadenando una profunda recesión.
“Los datos económicos están empezando a remontar, pero a largo plazo, las buenas noticias son malas noticias, porque los bancos centrales tienen mucho trabajo por hacer”, afirmó Trevor Greetham, de Royal London Asset Management.
Jim Reid, estratega de Deutsche Bank, advirtió de que la mayor parte del impacto de las subidas de tasas en las que se embarcaron los principales bancos centrales a finales de 2021 aún está por llegar. “No es hasta el segundo año en adelante del ciclo de subidas cuando el verdadero dolor económico tiende a sentirse”, dijo en una nota.
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Los mercados prevén que las tasas de la Fed alcancen un máximo del 5.4% este año, tras deshacer con rapidez las apuestas sobre recortes de tipos a fines de año. La tasa oficial de la Fed se sitúa entre el 4.50 y el 4.75%, la más alta desde el 2007.
Los operadores prevén que el Banco Central Europeo suba los tipos 150 puntos básicos más de aquí a finales de año, tras conocerse el martes que la inflación francesa subió de manera inesperada en febrero. El BCE ha elevado su tipo oficial 300 puntos básicos desde julio, hasta el 2.5%.
El índice dólar, que compara al billete verde con una cesta de seis destacadas divisas, ha ganado un 2.6% en febrero, lo que supone su mejor mes desde septiembre gracias a las renovadas apuestas de alzas de tasas en Estados Unidos.
Mientras tanto, la rentabilidad de muchos bonos sigue siendo negativa en el año. Las notas alemanas han perdido un 0.52% desde que comenzó 2023 y los gilts británicos, un 0,82%. Los papeles del Tesoro estadounidense también están en números rojos, un 0.28%, según muestra un índice a 7-10 años .
Si los próximos datos se debilitan, los mercados podrían reanudar su tendencia alcista, según Yardeni Research.
“Pero si, por el contrario, los datos de marzo confirman el peor escenario inflacionista sin aterrizaje, la locura resultante de marzo podría enviar el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años por encima de su máximo más reciente del 4.25% el 24 de octubre, con el S&P 500 cayendo hacia su mínimo del mercado bajista de 3,577.03 unidades del 12 de octubre”, dijo en una nota.