En Suecia existen carteles en las tiendas donde avisan que "no se acepta efectivo". Los billetes y monedas se emplean en menos del 20% de las transacciones que hay en los pequeños comercios. Inclusive en el transporte público no se usa efectivo. Los administradores de los pequeños comercios y los choferes de autobús argumentan que dicha costumbre y prohibición asegura mayor seguridad y evita robos, cuenta en un artículo el Foro Económico Mundial. 

Esta decisión de prescindir del dinero físico también ha sido adoptada por los bancos. Para ello, se ha puesto al servicio de los clientes la tecnología iZettle, que permite el pago con tarjetas de crédito o débito a través de una app en el celular.

Otro de los sistemas de pago, que cuenta con bastante aprobación, es el Swish. "Más de la mitad de los suecos utilizan Swish para efectuar sus pagos. Evita que los consumidores deban recurrir a los cajeros y posibilita transferencias de dinero. Todo a través del smartphone", explica el Foro. "La tradicional respuesta de no disponer de dinero en efectivo no servirá de excusa a los más tacaños".

Amplia aceptación en la población

Pero, ¿a qué se debe el éxito de utilizar estas maneras de pago sin miedo alguno? Pues a la amplia recepción y gran interés de la población sueca por las nuevas tecnologías. Otro de los motivos que han permitido el éxito en estas aplicaciones es que "los suecos son una población reducida, disponen de excelentes infraestructuras de comunicación y muestran unos bajos niveles de corrupción", señala el Foro.

En 2009 existían 106,000 millones de coronas suecas (la moneda local) en circulación que se redujeron a 65,000 millones en 2016. Y según un estudio de Insight Inteliligence, citado por el Foro en este artículo, solo el 25% de los suecos reconoció pagar en efectivo por lo menos una vez a la semana en 2017. Es más, el 36% de los encuestados admitieron pagar con monedas y billetes tan solo una o dos veces por año.

"La tendencia del pago digital y mediante tarjetas seguirá aumentando, y según los expertos, en 2020, el pago en efectivo llegará a convertirse en una forma de pago marginal", puntualiza el Foro.

Existen reticencias y posibles peligros

No obstante, se resalta que aún existen problemas para que se efectúe la desaparición del dinero en efectivo. Y el principal es la "brecha digital". Esta se refiere a las personas mayores, pues tienen más dificultades para acceder y adaptarse a las nuevas formas de pago.

Además de los ancianos, también hay grupos de personas que encuentran más difícil relacionarse con esta modalidad como los turistas e inmigrantes. "Sin embargo, a los bancos no parece preocuparles mucho porque no son una parte sustanciosa del negocio", agrega el Foro.

Instituciones como el Riksbank o Banco de Suecia están considerando obligar a los bancos a entregar efectivo a sus clientes y al mismo tiempo vigilar el modo en el que se desarrollan las formas de pago digitales. "Por último, el Risbank está valorando la introducción de una moneda digital conocida como “e-corona”, que podría utilizarse para complementar los pagos en efectivo", finaliza el Foro Económico Mundial.