Tecnologías que esconden la ubicación de un barco y que antes tenían solo las principales fuerzas militares del mundo se están esparciendo rápidamente por la industria marítima global y gobiernos como los de Irán y Venezuela — y las opacas compañías de transporte de las que dependen para transportar su petróleo — buscan maneras de evadir sanciones estadounidenses.
Windward, una compañía de inteligencia marítima cuyos datos son usados por el gobierno estadounidense para investigar violaciones de las sanciones, dice que desde enero del 2020 ha detectado más de 200 navíos involucrados en más de 350 incidentes en que al parecer manipularon sus ubicaciones GPS electrónicamente.
“Esto está fuera de control”, expresó en una entrevista Matan Peled, cofundador de Windward y ex oficial de la marina israelí.
“No se trata de las grandes potencias militares, son compañías ordinarias las que están usando esta tecnología. La magnitud es asombrosa”, añadió.
Peled dijo que las autoridades estadounidenses no han logrado alcanzar la rápida propagación de esta tecnología, que ha sido desde hace décadas parte del arsenal de las guerras electrónicas pero que solo recientemente ha llegado al transporte comercial, con graves repercusiones de seguridad nacional, ambiental y marítima.
Windward pudo identificar buques sospechosos usando tecnología que detecta rastros digitales no correspondientes a movimientos reales, como vueltas minúsculas a alta velocidad o merodeos en forma circular.
William Fallon, almirante retirado y ex director del Comando del Pacífico de Estados Unidos, relató que las autoridades estadounidenses desde algún tiempo han estado conscientes de la manipulación electrónica, una de varias “amenazas grises” a la seguridad nacional que exceden los límites tradicionales de las normas militares, comerciales y económicas.
“Siempre que engañes a alguien y le hagas creer que estás en un lugar donde no estas, eso es preocupante”, expresó Fallon, quien ahora es miembro de la junta directiva del American Security Project, un instituto de análisis basado en Washington.
“Esto ilustra la manera en que personajes inescrupulosos están dispuestos a hacer lo que sea para lograr sus designios, y la facilidad con la que lo hacen”, añadió.
Uno de los ejemplos más flagrantes hallados por Windward es el de un buque petrolero de 183 metros de eslora que aparecía como navegando hacia Irak aunque en realidad estaba cargando petróleo en Irán, que bajo las sanciones estadounidenses no tiene permitido vender petróleo.
El tanquero, cuyo nombre Windward pidió mantener en reserva a fin de no entorpecer cualquier posible investigación estadounidense, zarpó el 11 de febrero del 2021 de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), con destino oficial Basora, Irak. Cuando estaba a unas 20 millas náuticas de su destino, su sistema de navegación empezó a exhibir patrones extraños de movimiento.
Doce días después, sus transmisiones se estabilizaron y aparecía como navegando por el Estrecho de Ormuz a velocidad normal, ahora lleno de petróleo.
Imágenes tomadas por satélites muestran que en ese mismo lapso de dos semanas, un barco de tamaño idéntico, con la misma cubierta roja y asta blanca, estaba a varias millas náuticas de distancia, en el terminal petrolero de la Isla Kharg, en Irán. Según el satélite, ese mismo barco siguió hacia los EAU y su rumbo se solapó perfectamente con el del barco inicial.
Según un tratado marítimo de las Naciones Unidas, barcos de más de 300 toneladas están obligados a usar un sistema de identificación automático para evitar colisiones y asistir en rescates en caso de un accidente o un derrame. Entorpecer ese sistema es una infracción grave que puede derivar en sanciones oficiales contra la embarcación y sus dueños.
Pero lo que fue diseñado como un sistema de seguridad naval también ha provocado la proliferación de websites como MarineTraffic.
Experts dicen que ese tipo de websites pueden ser fácilmente engañados ya que dependen en parte de datos recabados de bases de aficionados, que funcionan como las radios policiales que detectan los movimientos en alta mar.
El año pasado, dos periodistas de la Norwegian Broadcasting Corporation lograron registrar una base falsa cerca de Somalia con las coordenadas falsas de un buque real. A los pocos segundos, la ubicación inventada apareció en MarineTraffic.
“A fin de minimizar errores y garantizar la integridad de nuestros datos, MarineTraffic ha implementado una serie de medidas en los últimos meses mientras tratamos de garantizar la integridad de nuestra información”, afirmó en un comunicado Anastassis Touros, de MarineTraffic.
Las medidas incluyen bloquear a ciertas bases y direcciones de internet que repetidamente transmiten información falsa.
A pesar de tales medidas de control de calidad, el enorme volumen de datos ha reducido la utilidad de ese tipo de plataformas, dijeron a la AP dos fuentes de la inteligencia norteamericana. Las fuentes hablaron a condición de anonimato a fin de hablar sobre lo que calificaron como el caso más reciente — y más extremo — de actores delictivos tratando de engañar a autoridades.
Otro caso es China. La reciente implementación de una estricta ley de privacidad de datos ha reducido por casi la mitad la cantidad de información sobre la actividad marítima en las aguas territoriales de China, con lo que hace difícil rastrear todo tipo de datos, desde la actividad en sus atareados puertos que son cruciales para las cadenas de suministro mundial, hasta los movimientos de la flota pesquera a larga distancia más grande del mundo.
Investigadores de Global Fishing Watch, que usa datos satelitales para monitorear la actividad naval, han llegado a conclusiones similares a las de Windward. Han identificado 30 navíos cuyas ubicaciones en las plataformas navales tradicionales no corresponden a los datos recabados por satélites.
Entre los buques sospechosos de falsificar su ubicación está el Tulip, un buque petrolero de bandera panameña. Durante casi seis meses el año pasado, el Tulip transmitía que estaba navegando por la costa occidental de África. Pero el satélite que debía recibir los movimientos de la nave estaba a miles de kilómetros de distancia, lo que sugiere que el barco probablemente estaba en Venezuela.
The Associated Press obtuvo documentos internos de la empresa petrolera estatal venezolana según los cuales el Tulip cargó 450,000 barriles de petróleo en los primeros 15 días de setiembre.
Como ocurre con muchos otros buques sospechosos, el crudo fue comprado por una compañía ajena, M and Y Trading Co., registrada en Hong Kong en noviembre del 2020, según los documentos.
El Tulip es propiedad de otra empresa registrada en Hong Kong, Victory Marine Ltd. Ninguna de las compañías respondieron a emails pidiéndoles comentario.
Bjorn Bergman, un analista de datos de Global Fishing Watch and Sky Truth, explicó que es fácil detectar los intentos de un barco de esconder su ubicación.
“Si bien tenemos que mantener la guardia alta, los operadores de barcos que tratan de manipular su información simplemente van a terminar atrayendo atención a sus actividades”, dijo Bergman.
De los 200 buques que Windward calificó con patrones de decepción, la gran mayoría no exhibió ningún otro o muy pocos mecanismos de engaño, como la desactivación del mecanismo de rastreo, falsificar su bandera o cambiar constantemente de una compañía a otra.
Tales prácticas son claros indicios de posibles intentos de evasión de sanciones, y así son consideradas en una advertencia emitida en el 2020 por los Departamentos de Estado y del Tesoro de Estados Unidos, así como de la Guardia Costera.
Pero la advertencia, tildada de paso importante en los esfuerzos por combatir las compañías navieras que hacen negocios con adversarios de Estados Unidos, no menciona el truco más reciente para manipular datos de GPS a fin de ocultar el comercio ilícito de petróleo, mariscos y otros productos.
Como resultado, la práctica se ha convertido en lo que Windward llama “un todos contra todos” sin solución a la vista.
“La gran mayoría de estos barcos fueron escogidos meticulosamente para estas misiones porque en todos los demás casos tienen buena conducta”, explicó Dror Salzman, analista de riesgos de Windward.
“Si entras a un banco enmascarado, todo el mundo sabrá que eres un ladrón, pero aquí es como que que el robo viene desde adentro, desde el cajero, nadie se da cuenta”, añadió.