La OCDE ve signos de una “ligera mejora” en el crecimiento económico de las principales economías abiertas de Latinoamérica, pero que en todo caso será “insuficiente” para elevar de forma significativa el nivel de vida de sus poblaciones.
Con ocasión de su informe semestral de Perspectivas publicado este miércoles, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publica un capítulo dedicado a Latinoamérica en el que subraya que con su crecimiento potencial tan bajo la región no va a converger con los países más avanzados en producto bruto interno (PBI) per cápita.
En conjunto, en los siete países analizados en este capítulo (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México y Perú) el PBI subirá de media un 1.7%, lo mismo que el conocido como ‘club del mundo desarrollado’ que es la OCDE, y muy por debajo que la economía global (3.2%).
La cifra será algo superior tanto en 2025 (2.2%) como en 2026 (2.1%) y la principal razón será que Argentina va a salir por fin de la profunda recesión que ha estado atravesando, ya que después del descenso del 3.8% esperado en 2024, recuperará un 3.6% el año próximo y un 3.8% el siguiente.
Un elemento positivo en la región es que la inflación se está moderando en la mayor parte de esos países, lo que ha permitido una caída de tipos de interés, aunque en Brasil el repunte de los precios ha llevado al banco central a subirlos recientemente.
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Pero al mismo tiempo, hay una serie de riesgos, empezando por los externos derivados de las tensiones geopolíticas y comerciales, en particular ante el posible aumento de los aranceles por parte de Estados Unidos, con el que ha amenazado de forma profusa Donald Trump una vez que retorne al poder el 20 de enero.
En el plano doméstico, los riesgos a los que se enfrentan derivan principalmente del elevado déficit de las cuentas públicas y del creciente nivel de deuda con su carga de intereses, que se ha agravado en casi todos los países.
La OCDE señala que la mayoría de ellos están actualmente retrasados respecto a las metas fiscales que se habían fijado para 2024, por lo que considera “urgente” tomar medidas de ajuste.
Desde una perspectiva más amplia, el gran reto para la región sigue siendo aumentar el crecimiento a largo plazo, lo que exige fortalecer la inversión y acelerar la productividad con mejoras del ambiente empresarial y mayor competencia.
A ese último aspecto, los autores del informe recuerdan que Latinoamérica, si se compara con la media de la OCDE, va por detrás y debe reducir barreras regulatorias en sectores clave como las industrias de red (electricidad, transportes, telecomunicaciones) y servicios de forma que atraiga más inversiones.
Otras reformas prioritarias tienen que ser reducir la carga administrativa y los costos de entrada para las empresas y para eso un paso es simplificar la constitución de compañías mediante las llamadas ventanillas únicas desde las que hacer todos los trámites en línea y de una sola vez.
La OCDE también hace hincapié en que los grandes recursos en energías renovables que ofrece Latinoamérica y su posición favorable para alojar actividad de externalización de proximidad, en particular desde Estados Unidos, le ofrecen “oportunidades únicas”.
También cree que las inversiones en infraestructuras sostenibles y en industrias verdes podrían “convertir a la región en un líder de sostenibilidad”, pero a condición de actuar “ahora”.
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