Miguel Alejo no sabe cómo se mide la inflación y qué significa que una economía esté en expansión o en recesión. Pero por lo que él mismo padece, en el mercado en el que vende hace más de cuatro décadas, sabe que la situación se ha complicado.
Como buena parte de sus compañeros de otros puestos de alimentos que operan en un mercado al aire libre en la populosa Ciudad de México, el vendedor de vegetales y verduras se lamenta amargamente por las bajas ventas de los últimos meses y los aumentos de precios en las mercancías que comercializa.
“Está muy dura esta situación. Se nos ha puesto muy difícil aquí en el mercado. Traemos muy poquito porque la verdad ya no se vende como se vendía antes”, dijo el hombre de 62 años mientras despachaba brócolis, espinacas y lechugas.
“La economía está bajando muchísimo”, agregó al describir el último mes de diciembre como “muerto” en ventas, muy lejos de los niveles previos a los de la pandemia del coronavirus y con cierta desazón por la falta de ayuda por parte del Gobierno.
Y es que los temores de que México haya podido registrar su segundo trimestre de contracción económica en línea entre octubre-diciembre, y con ello haber caído técnicamente en una recesión, han crecido alentados por algunos indicadores tempranos que pintan el panorama de gris.
El instituto de estadísticas, INEGI, publicó hace unos días la estimación obtenida a partir del Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) para diciembre, con una variación anual real de la economía de -0.2% y la mensual de 0.0%, abonando para el mal presagio.
La casa de bolsa Monex dijo en un reciente informe a clientes que el estancamiento de diciembre “amplía significativamente” las probabilidades de que la variación trimestral del Producto Bruto Interno (PBI) sea negativa por segundo periodo seguido, tras la baja del 0.4% en el tercer trimestre del año pasado.
“Las cifras apuntan a que la economía de nuestro país ha entrado en una dinámica recesiva dentro del ciclo recesivo mayor ocasionado por el surgimiento inicial del COVID-19, lo que podría deteriorar el marco para la recuperación y sesgar a la baja los pronósticos de crecimiento para el 2022″, dijo.
No son sólo sus datos
Algunos analistas citan que la esperada contracción del cuarto trimestre se deba a un cóctel que mezcla el arrastre del desempeño del lapso previo; el regreso de la debilidad crónica de la capacidad productiva local; las secuelas de la pandemia y decisiones de política interna que afectan la inversión privada.
Goldman Sachs prevé una caída del PBI trimestral de 0.5% y una expansión de 4.8% para todo el año pasado; mientras que Santander las cifra en -0.7% y 5%, respectivamente; y Moody’s Analytics en un -0.2% y 5%, respectivamente.
Un subgobernador del banco central de México, Jonathan Heath, escribió la semana pasada en su cuenta de Twitter que si en el cuarto trimestre del 2021 la economía se contrajo un 0.5% y no hay revisiones de los trimestres anteriores se puede anticipar una tasa de expansión del PBI de 5.1% para el 2021.
Las dudas serán aclaradas el lunes, cuando el INEGI informe la Estimación Oportuna de PBI Trimestral de octubre-diciembre.
En tanto, el banco central recortó el mes pasado su proyección de crecimiento de 2021 a 5.4% desde 6.2% previo, por el recrudecimiento de la pandemia y el desempeño del PBI del tercer trimestre, mientras que la Secretaría de Hacienda la ha mantenido en un 6.3% para el país de 126 millones de habitantes.
Para este año, la autoridad monetaria ve un crecimiento de 3.2%. Y aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo apenas hace unos días que lo peor de la pandemia ha pasado y que la economía va por buen camino, en la calle algunos discrepan y aún no se recuperan del desplome de 8.5% del PBI en el 2020.
“Me da coraje porque son mentiras, por eso él (mandatario)necesita salir y convivir con el pueblo para que se dé cuenta de cuál es la verdadera situación que estamos viviendo, no nada más son las estadísticas y los datos que a él le dan”, afirmó Noemí Santiago, un ama de casa de 59 años. “Está muy lenta la economía”.
Y mientras la economía se ralentiza, la inflación sigue alta. El índice se ubicó en un 7.13% anualizado en la primera quincena de enero, con un indicador subyacente -visto como un mejor parámetro para medir la trayectoria de los precios- que ya rebasó el 6%, su mayor nivel en dos décadas
“Todo está muy caro y hay poco margen de utilidad”, dijo el vendedor de frutas Felix Rodríguez, de 59 años. “La economía va para abajo, no hay mucho circulante, no sé exactamente a qué se debe, pero si se resiente aquí (en el mercado)”, agregó.
Para Gabriela Siller, directora de análisis económico del Grupo Financiero BASE, el escenario más evidente para la segunda mayor economía de Latinoamérica es la estanflación: un estancamiento económico con alta inflación.