Más filetes y otros cortes de res mexicanos se dirigen al norte de la frontera después de que el brote de coronavirus ha afectado plantas procesadoras de carne en Estados Unidos, lo que podría atenuar temores de escasez de cadenas de comida rápida y supermercados pero enfurecen a ganaderos estadounidenses.
La industria mexicana atribuye el crecimiento de las exportaciones a nuevas medidas de seguridad adoptadas por la industria, así como a operaciones de relativamente menor escala que hasta ahora han mantenido a raya las infecciones y a los negocios activos.
En Estados Unidos ha habido un aumento de los casos de COVID-19 en mataderos y plantas de procesamiento de carne, lo que ha reducido el suministro y generado incertidumbre entre los consumidores, e incluso llevado a advertencias de las principales cadenas de hamburguesas como Wendy’s de que pronto dejarán de ofrecer los platos más populares del menú.
La carne mexicana ya era una parte creciente de las ventas en Estados Unidos antes de la crisis y se prevé un crecimiento aún más fuerte de dos dígitos en el 2020, dijo Juan Ley, presidente de la principal asociación de ganaderos de México.
Encabezando una industria que abarca 20 empresas exportadoras de carne de res acreditadas por el gobierno, incluyendo grandes empresas como SuKarne, Ley predice un crecimiento de hasta el 12% en las exportaciones a Estados Unidos este año, en comparación con el volumen del año pasado.
Las ventas a compradores estadounidenses ya han subido 10% este mes, dijo, y espera lo mismo en junio.
Desde principios del año y hasta la primera semana de mayo, las exportaciones de carne mexicana alcanzaron casi 87,000 toneladas, un aumento de aproximadamente 8,000 toneladas en comparación con el mismo período del año pasado, según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
En el 2019, México fue el tercer mayor proveedor extranjero de carne de res de Estados Unidos, detrás de Australia y Canadá, con exportaciones que alcanzaron las 232,000 toneladas.
Estados Unidos representó alrededor de 86% de las exportaciones de carne de res mexicana, valuadas en US$ 1,300 millones. "Creo que sí vamos a brincar a Canadá este año", dijo Ley.
México cuenta con casi 30 plantas de procesamiento reguladas por el gobierno federal capaces de procesar entre 600 y 1,800 vacas en un turno de ocho horas, según datos de la industria. Casi todas ellas operan sólo un turno por día y varían en tamaño desde sólo 20 trabajadores hasta varios cientos.
En contraste, en Estados Unidos sólo cuatro grandes empresas de empaque de carne de res -Cargill Inc, Tyson Foods Inc, JBS y National Beef Packing- controlan más del 80% del negocio.
Una industria más eficiente
El cambio hacia suministros extranjeros ha enfurecido a muchos rancheros estadounidenses, que sostienen que la consolidación del empacado de carne y el cierre de plantas procesadoras está limitando el acceso a su propio mercado.
"Hay alrededor de medio millón de cabezas de ganado aquí que no puede llegar al matadero", dijo Bill Bullard, director ejecutivo del Ranchers Cattlemen Action Legal Fund United Stockgrowers of America.
Ley, jefe de la Asociación de Exportadores de Carne de México, es sensible a las quejas. De hecho, señaló que el país también importa cortes de Estados Unidos, en lo que describe como un comercio "muy complementario".
Hasta la fecha, no más de 20 trabajadores de plantas procesadoras en México han dado positivo por el coronavirus, según la asociación de ganaderos, y ninguna planta ha sido cerrada.
El recuento del gobierno mexicano de infecciones de coronavirus confirmadas, que actualmente supera los 38,000 casos, no incluye los totales específicos de la industria.
José Luis Ordóñez, gerente de una planta empacadora de carne en las afueras de Culiacán, cerca de la costa del Pacífico de México, explica que se están tomando medidas para proteger a los trabajadores, como más desinfecciones de los autobuses que transportan a los obreros, distanciamiento social en las fábricas y nuevas barreras de plástico en las salas de corte.