La moneda argentina, el peso, en sus diferentes mercados cambiarios podría complicar al Gobierno nacional, el peronismo, en las próximas elecciones legislativas y costarles la mayoría en el Congreso.
La moneda local, que hace algo más de dos décadas mantenía una paridad de uno a uno contra el dólar estadounidense, en la actualidad apenas equivale a un centavo de dólar por cada peso, mientras que en la plaza informal, donde se puede acceder a divisas sin ningún tipo de control oficial pero a un precio mucho mayor, esa paridad cayó a medio centavo de dólar.
El Gobierno peronista de centroizquierda del presidente Alberto Fernández enfrenta una probable derrota en las elecciones legislativas del 14 de noviembre, lo que podría dificultar la segunda mitad de su mandato y agitar su colación de Gobierno, ya debilitada por los resultados obtenidos en los comicios primarios.
Uno de los factores que impulsa la bronca de los votantes, en parte, son los problemas de una moneda cada vez más inestable, que cotiza a 100 pesos por dólar en el mercado interbancario y a 200 o más en plazas alternativas, lo que genera temores de devaluación y de mayor inflación.
“La inflación y la devaluación afecta en mi vida diaria cada vez que compro algo”, dijo Marina Smith, una agente de viajes de 42 años, “incluso me suele pasar que veo el valor de algo y ya no sé si es caro o barato o está bien”.
La inestabilidad en la moneda, junto con los problemas de la pandemia, la han golpeado profesionalmente, con restricciones cambiarias, impuestos y la devaluación del peso, que encarecen y dificultan a los turistas argentinos viajar al exterior.
“Al momento de votar sí tengo en cuenta estos factores pero no son los únicos, trato de ver un panorama más amplio de cuestiones de políticas a largo plazo y demás, pero es un factor aunque no el único”, añadió Smith, sin especificar a quién votaría.
El Gobierno argentino mantiene una lucha constante contra la inflación, que según analistas podría superar el 50% en el 2021, y que se ve agravada por los temores a una mayor devaluación en la moneda y al mayor costo de reposición de bienes, debido a que los comerciantes acceden a productos con valores de los tipos de cambios informales.
El peso argentino en las plazas no reguladas superó recientemente la barrera psicológica de las 200 unidades por dólar, lo que generó que la brecha contra el mercado mayorista supere el 100%.
La brecha entre ambos mercados comenzó a tener relevancia a fines del 2019 tras la victoria en las elecciones del peronismo, lo que provocó una caída del mercado y condujo a controles de capital y desde entonces la brecha se ha ampliado.
“El problema de la brecha (cambiaria) es que genera un cambio en los incentivos, y también en las expectativas”, dijo Isaías Marini, economista de la consultora Econviews.
“En este momento estamos teniendo brechas que están por arriba del 100%”, y agregó que “la expectativa de devaluación que genera la brecha se traduce en aumento de precios”.
Por su parte, el ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, ha expresado públicamente que el Gobierno no permitirá una mayor devaluación de la moneda, aunque analistas y operadores mantienen su escepticismo en una país acostumbrado a una inflación que erosiona los salarios y que ningún Gobierno ha logrado controlar ni explicar.
“(La inflación) influye terriblemente en el descalabro del ánimo de la opinión pública”, declaró el analista político Jorge Giacobbe, expresando a la misma como una “inflación galopante”.
“La gente que va a salir a dar el cachetazo (en las elecciones de medio término) cree que lo que viene es peor todavía”, añadió.
Votar con el bolsillo
A raíz de la derrota en las elecciones primarias (PASO) de septiembre pasado, el Gobierno nacional ha implementado medidas para impulsar el crecimiento y poner dinero en los bolsillos de los votantes.
Esto ha hecho que las transferencias del banco central argentino (BCRA) hacia el Tesoro se disparen, mientras que las reservas internacionales de la entidad monetaria se han visto reducidas por las intervenciones que realiza en los mercados con el fin de mantener una devaluación controlada y aceptada por el Gobierno.
Pese a estas intervenciones, los argentinos mantienen su interés por la divisa estadounidense como forma de refugio ante eventuales vaivenes económicos o políticos, pese a los elevados precios y los controles para acceder al mismo.
Pablo Tufarolo, de 38 años, dueño de un negocio de reparación y venta de celulares en la capital argentina, comentó que el impacto del tipo de cambio fue enorme y que sus costos estaban atados a un dólar a 200 pesos, lo que dificultaba el pago del alquiler y de salarios.
“La verdad que quisiera votar en blanco o anular el voto”, expresó, lamentando que ningún Gobierno haya hecho nada para ayudar a la situación del país.
El Gobierno nacional también está atrapado en extensas tratativas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para renegociar un préstamo por US$ 45,000 millones que no puede pagar, y cualquier acuerdo deberá ser tratado en el Congreso.
Raúl Olaciregui, un operario industrial de 57 años originario de Azul, provincia de Buenos Aires, manifestó que la gente “vota con el bolsillo”.
La provincia de Buenos Aires, un bastión del peronismo en las diferentes elecciones, se inclinó fuertemente hacia la oposición en las PASO.
“Hace rato que sufrimos con tanta inflación y devaluación, cada día todo aumenta más y lo que ganamos apenas nos alcanza para llegar a fin de mes, si es que se puede llegar”, manifestó Olaciregui.