La frustrada marcha del 15 de noviembre (15N) en contra del régimen comunista de Cuba y la salida del país de su principal rostro han llevado a los promotores de esta iniciativa a una encrucijada en la que están comprobando fuerzas, definiendo objetivos y replanteándose su estrategia.
Fueron dos golpes consecutivos los que han llevado a una profunda reflexión a Archipiélago, la plataforma virtual formada en su mayor parte por jóvenes artistas que emergió tras las protestas del 11 de julio y que había traído en las últimas semanas un nuevo impulso a la oposición cubana.
El primero fue el fracaso de su convocatoria para el pasado 15 de noviembre de una marcha cívica para pedir un cambio político en el país y que el régimen comunista que controla la isla por más de 60 años declaró ilegal.
Apenas se produjeron protestas ese día, más allá de alguna acción simbólica en las redes sociales o en la calle, en gran medida por el despliegue de agentes de la seguridad del Estado en las grandes ciudades y la represión contra figuras clave de la oposición, que fueron detenidas, incomunicadas o sitiadas en el interior de sus casas, según ellos mismos denunciaron.
De seguido, el dramaturgo Yunior García Aguilera, que se había convertido en la cara visible de Archipiélago, luego de varias horas desaparecido, en las que se le llegó a dar por arrestado, aterrizó por sorpresa en Madrid. Ni siquiera el resto de miembros de la plataforma sabía que planeaba abandonar el país.
“Me quebré”, reconoció en su primera entrevista desde España al recordar la presión que sufrió en la víspera de la marcha, cuando agentes de la seguridad del Estado se apostaron junto a su domicilio y decenas de personas afines al gobierno rodearon la casa y le increparon durante horas.
Su salida del país fue recibida por la disidencia con comprensión por parte de algunos y claro rechazo de otros. García Aguilera reconoció públicamente que el primer contacto tras el viaje con sus compañeros de Archipiélago fue “muy duro” por las “dudas” y las “inconformidades”.
Abandonos y reflexión
Archipiélago se resintió con estos dos golpes. Uno de sus moderadores, Leonardo Fernández Otaño, abandonó la plataforma por diferencias con otros miembros tras haber criticado la marcha a Madrid de García Aguilera.
Luego está la renuncia de la coordinadora de la plataforma Daniela Rojo, que anunció recientemente en Facebook, tras pasar cuatro días detenida en torno al 15 de noviembre, que abandonaba el grupo por “problemas personales y familiares”.
“Mi salida de Archipiélago no tiene nada que ver con un cambio en mis ideas o en mi posición política”, indicó la joven, quien agregó: “Pero necesito abrigar a mi familia, la que más ha sufrido este proceso, en especial mis niños”.
Este sábado subió a redes sociales un vídeo en el que, vestida de blanco, depositaba una flor en una estatua del poeta, político y pensador José Martí, figura clave del independentismo cubano, uno de los gestos simbólicos que había promovido Archipiélago.
La plataforma tardó siete días en reaccionar públicamente a estos reveses, tras intensos debates internos: “Lo aprendido ha devenido fortaleza”, aseguraron en un comunicado y, mirando hacia adelante, se reafirmaron en sus principios fundamentales, como la liberación de los presos políticos, el fomento de la participación ciudadana y la conquista no violenta de los derechos fundamentales.
La vista en el futuro
Las reverberaciones han llegado a otros ámbitos de la oposición. Guillermo Fariñas, premio Sajarov europeo a la libertad de Conciencia en el 2010, tachó de “irresponsabilidad” y “agravio” la decisión de García Aguilera en una entrevista con en el canal de Youtube de Manuel Milanés.
“En el plano personal yo respeto su decisión, pero hay algo que se llama responsabilidad y cuando se hace una convocatoria de la magnitud que él hizo, tú tienes que asumirla”, argumentó.
Desde una posición similar, la activista Carolina Barrero, que fue detenida al tratar de salir de su casa el 15 de noviembre, afirmó en Facebook que la salida del país de García Aguilera fue “uno de los actos más irresponsables de la historia de la rebeldía en Cuba”.
Para Fariñas, los hechos del 15N no cambian nada sobre la situación de la isla: “La tensión social continúa, la insatisfacción social continúa y la explosión social es en cualquier momento. No hay que ponerle fecha, es cuando la chispa salte. Y ahí es cuando tenemos que estar preparados para tomar las calles”.
Ésta es también la opinión del colectivo de artistas e intelectuales disidentes 27N. En el primer aniversario de la protesta que da nombre al grupo.
“Un año después del 27N del 2020, el descontento ciudadano permanece y el número de #presospolíticos suma cientos, pero nuestras aspiraciones colectivas por el derecho a tener derechos y el fin del autoritarismo permanecen intactas”, afirmaron en Twitter.
Barrero, en declaraciones a Efe, se mostró optimista de cara al futuro: “Éste es el momento de debilidad más grande que ha tenido el régimen. La oposición debe continuar siendo creativa, debe seguir empoderándose entre sí, unida en torno a las ideas de Libertad que nos sostienen. No puede haber nada que nos frene, sino que nos impulse a seguir”.
Las decisiones de las autoridades cubanas de los últimos meses han diezmado el equipo de la delegación de Efe en La Habana, donde actualmente solo dos periodistas pueden seguir ejerciendo su labor. Efe espera poder recuperar en los próximos días su capacidad informativa en la isla.