El plan de la Comisión Europea (CE) para hacer que el bloque sea más lucrativo para la inversión en fábricas de semiconductores probablemente inclinará los beneficios hacia los países más grandes, como Alemania, Francia e Italia, según los analistas.
Con miles de millones de euros de inversión pública y privada, junto con la cobertura de hasta el 100% del déficit de financiación demostrado con recursos públicos, una carrera de subvenciones podría inclinar la balanza hacia los países con mayores recursos.
“No veo cómo puede evitarse, ya que es la naturaleza de la bestia, igual que en Estados Unidos, donde los estados dan diferentes subvenciones para que las empresas construyan en un determinado estado”, dijo Alan Priestley, analista de chips de Gartner.
La fabricación de chips en Europa ha pasado del 24% de la capacidad de producción mundial en el año 2000 a un 8% en la actualidad, y el fabricante de chips ASML advirtió que podría caer al 4% si no se toman medidas.
Según datos de la Asociación de la Industria de los Semiconductores, las empresas estadounidenses tienen ahora una cuota de mercado de 47% en el sector de los chips, seguidas de las asiáticas, mientras que Europa ocupa un lejano tercer lugar.
La actual legislación europea sobre chips contribuye a solucionar este problema, ya que ofrece mayores subvenciones y ayudas públicas para conseguir una cuota de 20% de la capacidad mundial en el 2030.
Fuentes del sector apuntaron a una mayor colaboración global con otras regiones, ya que la cadena de suministro de chips se extiende por todo el mundo. De lo contrario, una cadena de suministro de chips totalmente autónoma costaría al menos un billón de euros.
Intel, que ha estado planeando invertir hasta U$ 95,000 millones en Europa durante la próxima década, dijo que espera que la legislación sobre chips de la UE ayude a sus planes de expansión de su presencia en la región.
El fabricante de chips estadounidense ha estado buscando ubicaciones en Alemania, Francia e Italia.
Y ese es precisamente el temor de los países más pequeños. Sospechan que las empresas internacionales que miran al continente pueden no considerar a los más pequeños para instalar fábricas cuya construcción cuesta más de US$ 20,000 millones.
Los analistas afirman que, si bien las subvenciones son un factor importante, la disponibilidad de talento, terrenos e institutos de investigación también se tendrían en cuenta antes de instalar una fábrica.
Alemania, Francia e Italia ya habían concedido ayudas públicas para crear competencias en torno a la microelectrónica a través de los conocidos como proyectos importantes de interés común europeo (PIICE), con un presupuesto de financiación de 2,000 millones de euros.
La nueva legislación también apoyará a las empresas más pequeñas e innovadoras para que accedan a competencias avanzadas, socios industriales y financiación de capital, y varios analistas dijeron que esas empresas podrían elegir países más pequeños para establecer sus operaciones.
“La presencia de una planta de fabricación de semiconductores de nueva generación en Europa tendría efectos indirectos positivos, impulsando la inversión en las cadenas de suministro europeas y actuando como un imán para un poco abundante talento”, dijo Jan Frederik Slijkerman, analista de ING.
La comisaria de Competencia de la UE, Margrethe Vestager, dijo que las inversiones también provendrían de un segundo PIICE paneuropeo de chips, en el que participarían más de 100 personas de unos 20 países de la UE y que se centraría en los procesadores de inteligencia artificial y la computación de última generación.