Doug King creó su fondo de cobertura en los primeros días del superciclo de las materias primas en 2004. El momento era perfecto: la voraz demanda china elevaba el precio de diversos productos básicos, desde el petróleo hasta el cobre, a niveles récord. En el auge, el Merchant Commodity Fund de King administraba alrededor de US$2,000 millones.
Pero esta bonanza terminó abruptamente después de la crisis financiera mundial de 2008 y el inicio de la revolución del esquisto en Estados Unidos. Los precios se desplomaron, salieron muchos inversionistas institucionales y varios fondos de cobertura especializados cerraron.
Más de una década después, King tiene uno de los mejores años de su carrera: un amplio repunte de las materias primas impulsó su fondo de cobertura en casi 50% este año, con el acero y la soja en máximos de varios años. Los commodities regresaron, y desde fondos de pensiones hasta operadores de mercados físicos de productos básicos, todos están ganando dinero. La pregunta ahora es si se trata de un recuperación temporal de la pandemia o señales de un cambio a largo plazo en la estructura de la economía global. King no tiene duda alguna.
“Nos enfrentamos a un choque estructural de inflación”, dijo King. “Hay mucha demanda reprimida y todos quieren todo ahora mismo”.
Por primera vez desde los años previos a la crisis de 2008, el auge de las materias primas preocupa a bancos centrales por el efecto de la inflación. El repunte también tendrá un impacto político. Con el petróleo de nuevo en US$75 el barril, Arabia Saudita y Rusia vuelven a liderar en el mercado energético global; es una recuperación impresionante después de los precios negativos de hace poco más de un año. El auge también es un resultado desagradable para los Gobiernos que enfrentan la crisis climática: el aumento de los precios de los productos básicos hará que este giro sea más caro.
China, que depende de las importaciones de materias primas para la operación de millones de fábricas y obras, está tan nerviosa que el Gobierno intentó presionar los precios a la baja, amenazó con reprimir a especuladores y liberó reservas estratégicas. Funcionó hasta cierto punto (el cobre devolvió todas las ganancias este año), pero los precios en todo el complejo siguen siendo sólidos: el mineral de hierro todavía está cerca de un récord, los precios del acero en EE.UU. se triplicaron este año, el carbón subió a un máximo de 13 años y los precios del gas natural están al alza.
Incluso después del reciente retroceso, el índice Bloomberg Commodities Spot, una medida de 22 precios de materias primas, muestra un aumento de 78% desde el mínimo de marzo de 2020, al inicio de la pandemia.
El petróleo, el producto básico más crucial de la economía mundial, sigue al alza con el fin de las cuarentenas y una menor oferta de la alianza OPEP+. Los precios del Brent han subido un 45% este año, lo que llevó a operadores y los bancos de Wall Street a proyectar de nuevo que el barril llegue a los US$100 por primera vez desde 2014.
Con el alza de los precios, también aumenta el interés de Wall Street. La conferencia anual de inversionistas de Robin Hood, que cada año reúne a los pesos pesados de los fondos de cobertura como Paul Tudor Jones, Stanley F. Druckenmiller y Ray Dalio, presentó un panel sobre materias primas a principios de junio, la primera vez en al menos cinco años que la conferencia ha abordado el debate de los commodities.
El veterano Jeff Currie, que lideraba la investigación de materias primas en Goldman Sachs Group Inc., apuesta por un mercado alcista a largo plazo en los productos básicos, a pesar de la reciente venta masiva de metales y granos, y dice que hay espacio para muchas más inversiones en el mercado.
“Las materias primas están de nuevo en boga”, dijo Currie, pero el entusiasmo por los elevados precios no ha atraído los flujos de dinero que el sector recibió durante el auge de 2004-2011.
Para inversionistas y operadores de los mercados físicos que ya invirtieron en productos básicos, apostando por la recuperación pospandemia, el repunte resultó en ganancias.
Cargill Inc., el mayor operador de productos básicos agrícolas del mundo, ganó más dinero en los primeros nueve meses de su año fiscal que en cualquier año completo de su historia, con una utilidad superior a US$4,000 millones.
En Trafigura, el segundo mayor operador de petróleo independiente del mundo, los más de US$2,000 millones en ganancias netas registradas en los seis meses hasta fines de marzo fueron casi equivalentes a su mejor año récord registrado anteriormente.
Para los consumidores, sin embargo, el auge de las materias primas recuerda las presiones inflacionarias del pasado. Por ahora, las empresas están absorbiendo principalmente la peor parte del impacto, impulsando la inflación de las fábricas en algunos países, incluida China, a su nivel más alto en más de una década. Así, tarde o temprano, los consumidores también pagarán el precio.