El exportador de turba Kazimiras Kaminskas, espera que se resuelva pronto el conflicto desatado con China luego que Lituania permitió una representación diplomática de Taiwán y que derivó en sanciones no declaradas de Pekín, según las califica el gobierno del Vilna.
Kaminskas, que dirige la empresa Klasmann-Deilmann Lietuva, tiene unos 200 contenedores cargados de sustratos de turba detenidos en varios puertos chinos.
“Cuando intentamos pasar por la aduana y elegimos Lituania como país, el sistema nos dice que hay un error. Por el momento, hemos suspendido las exportaciones a China, hasta que la situación se aclare”, explica Kaminskas.
La disputa con China comenzó en julio, cuando Lituania permitió a Taiwán abrir una representación diplomática en Vilna.
La medida enfureció a China, que no reconoce la condición de Estado de la isla, a la que considera una de sus provincias.
Como represalia, el gobierno chino ha limitado los lazos diplomáticos y comerciales con la república báltica, y empresarios y funcionarios lituanos afirman que China está bloqueando las importaciones procedentes del pequeño Estado báltico, miembro de la Unión Europea (UE).
El jueves, la UE presentó una demanda contra China ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
“Estamos bloqueados”
En el 2020, Lituania exportó a China mercancías por valor de 320 millones de euros (más de US$ 355 millones), principalmente cereales, madera, productos de madera y muebles.
Esta cifra solo representa un 1% del total de las exportaciones, ya que los principales mercados de Lituania son Rusia, Letonia, Polonia y Alemania.
Pero los empresarios dicen que las acciones de China tienen consecuencias más profundas, que afectan a las cadenas de suministro que incluyen a las empresas lituanas.
“China es un gran mercado con un enorme potencial y entendemos que todo el mundo está conectado con China”, señala Kaminskas.
“Como patriota lituano, lo siento por la gente de a pie que perderá su trabajo como consecuencia de las decisiones políticas”, añadió.
El conflicto también ha tenido un efecto en las importaciones procedentes de China, estimadas en el 2020 en 1,250 millones de euros.
Según el director de una empresa de alta tecnología que compra materias primas y equipos a China, el conflicto hace que el futuro sea muy imprevisible.
El directivo, que habló bajo condición de anonimato, sigue esperando un cargamento que debía salir de los puertos chinos en octubre.
“Nos dicen que ‘no podemos enviarlo’, que los sistemas no permiten rellenar la declaración de exportación en la aduana”, explica.
La empresa intenta ahora evitar Lituania como punto de entrada y busca enviar los equipos a través de la vecina Letonia.
“Estamos bloqueados. Teníamos previsto aumentar la producción a partir de Año Nuevo, pero ahora ni siquiera sé cuándo recibiremos el equipo”, asegura.
El directivo afirma que su empresa ya compraba las materias primas a través de Letonia, lo que significa que el proceso se ha vuelto más complejo y caro. “Algunos proveedores llegaron a decir ‘lo sentimos, no vamos a empezar a trabajar con ustedes, porque son de Lituania’”.