La información de The Times Higher Education (THE), que proviene de miles de académicos de todo el mundo, ha señalado que de una población potencial de alrededor de 30.000 instituciones de educación superior que existen en el mundo, solo seis universidades -de solo dos países- destacan como marcas académicas verdaderamente renombradas.
Las seis “supermarcas universitarias mundiales”, como las hemos llamado, se sitúan en el siguiente orden en la edición de 2022 de la clasificación que se publica esta semana: Harvard en primer lugar, seguida del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Stanford, Oxford, Cambridge y la Universidad de California Berkeley.
Mark Sudbury, director de la Red de Reputación del Mundo 100, un grupo de miembros de los principales jefes de comunicación de las universidades, que forma parte de THE, cree que cuando se trata de universidades, “el éxito genera éxito”.
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¿A qué responde el éxito de estas universidades y sus “supermarcas”?
Nick Dirks, que dirigió uno de los miembros del súper sexteto, Berkeley, como su rector y que ahora es presidente de la Academia de Ciencias de Nueva York, señala que las seis instituciones “vienen en tres pares -cada par conectado por la ubicación conjunta en una región, así como por una serie de otras sinergias que a su vez han creado un ecosistema que es mucho más poderoso que cualquier universidad por sí sola”.
Stanford está emparejada con Berkeley en la zona de la bahía de San Francisco, donde se encuentra Silicon Valley.
“Stanford se convirtió en una gran universidad después de la segunda guerra mundial gracias a la obtención de enormes ayudas federales para su investigación, una labor de investigación que ayudó a impulsar la innovación de Silicon Valley. Pero también se apoyó en los recursos preexistentes de la UC Berkeley”, explicó Dirks.
“Berkeley ya había creado una tradición de logros académicos, reclutando a profesores y estudiantes extraordinarios en la zona de la bahía, al tiempo que se había ganado una reputación de excelencia en la ciencia básica y en casi todas las disciplinas básicas. Esto permitió -y tal vez animó- a Stanford a centrarse más en la investigación aplicada en su estrategia de crecimiento, aunque pronto se convirtió en una universidad integral.”
Del mismo modo, dijo, en el Reino Unido, Oxford y Cambridge -u Oxbridge, como se les llama habitualmente- se han fortalecido mutuamente gracias a sus centenarias “conexiones e interdependencias”.
Mientras tanto, en Cambridge (Massachusetts), “los puntos fuertes tradicionales de Harvard... ayudaron a potenciar y a crear un nicho para el Instituto Tecnológico de Massachusetts en sus áreas de interés originales de ciencia aplicada e ingeniería”.
“No cabe duda de que los centros de innovación de la zona de la bahía y de Cambridge (Massachusetts) deben mucho al hecho de que cada región tenía dos universidades de primer orden con estrategias de investigación complementarias; a su vez, el creciente ecosistema de estas dos regiones ayudó a sostener y potenciar aún más sus universidades locales”, dijo Dirks.
“Las ciudades o regiones con una sola gran universidad no podían competir con ellas, por lo que durante años Nueva York, Los Ángeles y Chicago se quedaron atrás en innovación, ciencia y tecnología”.
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¿Qué otras universidades aspiran a convertirse en supermarcas?
Sin embargo, para Sudbury no hay lugar para la complacencia. Hay muchos competidores emergentes a las superestrellas tradicionales.
Pekín, en China, es una fuente potencial. Tras haber entrado el año pasado en el top ten del Word Reputation Rankings, pasando del 13º al 10º puesto, la Universidad Tsinghua de Pekín ocupa este año el noveno lugar. Su vecina de Pekín, la Universidad de Pekín, ha pasado del puesto 16 al 15 y al 13 en los últimos tres años. Shanghái no se queda atrás, ya que la Universidad Jiao Tong de Shanghái ocupa el 28º lugar, emparejándose con la Fudan en el 39º.
Singapur también es una potencia mundial emergente, con una pareja complementaria muy importante: La Universidad Nacional de Singapur, que ha pasado a ocupar el 19º puesto, desde el 24º, junto con la Universidad Tecnológica de Nanyang, que sube al 40º puesto conjunto este año.
“A pesar del éxito continuado de las supermarcas”, afirma Sudbury, “sigue siendo necesario gestionar la reputación, sobre todo porque cuanto más visible es una universidad, más probable es que sea un objetivo para el desafío”.
FUENTE: World Economic Forum
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