Las celebraciones de este año que conmemoran las siete décadas de reinado de la reina Isabel II deberán enfrentar una realidad menos feliz para la preeminente familia real del mundo: la monarquía británica está siendo cuestionada de formas impensables durante la mayor parte de los últimos 70 años.
Desde el caso judicial por abuso sexual que enfrenta su hijo el príncipe Andrés hasta las acusaciones de racismo en la casa real de su nieto el príncipe Enrique y su esposa Meghan, pocas veces la familia de Isabel II, de 95 años, quien se convirtió en reina el 6 de febrero de 1952, se ha enfrentado a un escrutinio y unos titulares tan perjudiciales.
Es tal el respeto por la reina que, mientras ella viva, la institución que se remonta a casi 1,000 años parece segura. Lo que viene después es menos seguro.
“La monarquía y la reina son sinónimos para la mayoría de la gente”, dijo Graham Smith, jefe ejecutivo del grupo antimonárquico Republic, que ha intensificado su campaña. “Una vez que hayamos pasado el final del reinado de la reina, no sabemos a dónde va a ir la opinión pública”.
Dijo que, aunque sólo se necesitaría una ley del Parlamento para poner fin a la monarquía, era muy probable que primero tuviera que celebrarse un referéndum.
La suerte de la monarquía ha sufrido altibajos desde la conquista de Inglaterra en 1066 por el rey normando Guillermo I, pero sólo durante la década que siguió a la ejecución del rey Carlos I en 1649 el Reino Unido ha sido una república.
Durante el reinado de Isabel II, los momentos bajos se produjeron en la década de 1990, con los fracasos de los matrimonios de tres de sus hijos y la muerte en 1997 de la princesa Diana, primera esposa del heredero, el príncipe Carlos.
Los momentos álgidos fueron las muestras de apoyo público en anteriores jubileos, la boda real en el 2011 del nieto de Isabel II -y futuro rey-, el príncipe Guillermo, y el nacimiento de hijos reales.
El Palacio de Buckingham dijo que los cuatro días de celebraciones en junio para conmemorar el jubileo de platino de Isabel II permitirán “momentos nacionales de reflexión sobre los 70 años de servicio de la reina”.
Un portavoz declinó comentar las preguntas sobre el futuro de la monarquía a largo plazo.