El izquierdista Gustavo Petro, quien propone profundos cambios económicos y sociales para acabar con la pobreza, ganó la primera vuelta de la elección presidencial en Colombia, pero sin mayoría absoluta, por lo que enfrentará al empresario Rodolfo Hernández, que sorprendió el domingo al llegar al balotaje.
Petro, candidato de la coalición Pacto Histórico, obtuvo un 40.34% de los votos, mientras que Hernández, con su fuerte discurso contra la corrupción, logró un 28.17% de los sufragios, según los cómputos casi completos de la Registraduría Nacional.
Como ninguno consiguió más del 50%, tendrán que definir la presidencia en una segunda vuelta el 19 de junio. Las alianzas serán decisivas de cara al balotaje.
El candidato de centroderecha y exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, decepcionó al ocupar al tercer lugar con el 23,87% de los votos, seguido por el candidato de centro Sergio Fajardo con 4,20%, según los datos oficiales.
Gutiérrez se convirtió en el candidato más codiciado para una alianza con sus más de 5 millones de votos.
La campaña transcurrió en medio del temor de que las promesas de Petro para reducir las desigualdades lleven a un cambio de modelo que obstaculice el crecimiento de la cuarta economía de América Latina. La polarización seguirá hasta que concluya la segunda vuelta, según analistas.
Los dos candidatos que pasaron al balotaje se han comprometido a dar continuidad al acuerdo de paz que se firmó en 2016 con la antigua guerrilla de las FARC y coinciden en que es necesario un cambio para solucionar los problemas del país de 50 millones de habitantes, pero difieren profundamente sobre el modelo económico para reducir la pobreza y la desigualdad.
Petro insiste en sus iniciativas para suspender nuevos contratos de exploración de petróleo y carbón, de acabar con las exenciones tributarias y de subir los impuestos a las tierras improductivas para comprarlas y entregarlas a los pobres, provocando temor entre los empresarios y los mercados.
El candidato izquierdista, un exalcalde de Bogotá que militó en la desmovilizada guerrilla del M-19, niega que quiera convertir a Colombia en una Venezuela, como dicen sus detractores, con sus iniciativas sociales para reducir la pobreza y la desigualdad que implican cambios a los sistemas de pensiones, salud y educación.
HERNÁNDEZ, LA SORPRESA DE LA ELECCIÓN
Hernández, un ingeniero civil de 77 años que fue segundo en la elección como candidato de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, promete combatir la malversación de recursos públicos para impulsar el crecimiento y financiar los programas destinados a reducir la pobreza y la desigualdad, mejorando la educación, la salud y la vivienda a los más pobres, además de generar empleo.
Los críticos de Hernández, exalcalde de la ciudad de Bucaramanga, sostienen que es un “populista” y su eventual llegada a la presidencia sería complicada por la falta de representación en el Congreso, lo que lo obligaría a buscar alianzas con partidos de derecha y centro.
El empresario, que se presenta como candidato independiente, ganó reconocimiento por sus excéntricos vídeos en las redes sociales, en los que aparece cantando y montando en patineta eléctrica, mientras promete acabar la corrupción.
“Hoy sabemos que hay una voluntad ciudadana firme para acabar con la corrupción como sistema de gobierno. Hoy perdió el país de la politiquería y la corrupción, hoy perdieron las gavillas que creyeron que serían gobierno eternamente”, dijo Hernández en un video difundido en sus redes sociales.
Hernández enfrenta una investigación por supuestamente haber intervenido como alcalde de Bucaramanga en la adjudicación de un contrato de manejo de basuras que buscaba beneficiar a una empresa y a uno de sus hijos, quien habría hecho lobby a favor de la compañía. Hernández niega las acusaciones.
El empresario también está a favor de una negociación de paz con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), pese a que ese grupo secuestró a una de sus hijas, quien murió en cautiverio y los rebeldes nunca devolvieron el cadáver, según Hernández.
Pese al acuerdo del 2016, Colombia aún está inmersa en un conflicto en el que disidentes de las FARC que regresaron a la lucha armada se enfrentan a las Fuerzas Militares, al ELN y a bandas criminales como el Clan del Golfo por el control de zonas estratégicas para el narcotráfico, según fuentes de seguridad.
“El hecho de que los dos candidatos del cambio (Petro y Hernández) sean los que van a la segunda vuelta en junio demuestra que los colombianos están cansados de las élites políticas y tienen sed de algo diferente”, dijo Daniela Cuéllar, Consultora Senior de FTI Consulting en Bogotá.
“Esta elección no se trata de Petro, ni de un movimiento hacia la izquierda, se trata de que la población colombiana está cansada de la clase política tradicional y busca una vida mejor”, agregó.
Aunque los comicios transcurrieron en calma, fue notoria la abstención de un 46%. El voto no es obligatorio en Colombia e históricamente sólo la mitad de los electores habilitados acude a las urnas.