La comunidad de inteligencia de Estados Unidos no cree que pueda resolver el debate sobre si un incidente en un laboratorio chino fue el origen del COVID-19 sin más información, dijeron funcionarios estadounidenses en un resumen desclasificado el viernes.
Los funcionarios estadounidenses señalaron que sólo China puede ayudar a resolver las preguntas sobre los verdaderos orígenes del virus que ya ha matado a 4.6 millones de personas en todo el mundo.
“Es muy probable que se necesite la cooperación de China para llegar a una evaluación concluyente de los orígenes del COVID-19”, dijeron.
El presidente Joe Biden, que recibió a principios de esta semana un informe clasificado que resume la investigación que había ordenado, dijo que Washington y sus aliados seguirán presionando al gobierno chino para que dé respuestas.
El resumen, publicado por la Oficina del director de Inteligencia Nacional, agrava la discordia entre Pekín y Washington, cuyos lazos están en su punto más bajo en décadas.
China ha ridiculizado la teoría de que el COVID-19 se escapó del laboratorio estatal de virología en Wuhan y ha impulsado teorías marginales que incluyen que el virus salió de un laboratorio en Fort Detrick, en Maryland, en el 2019.
El informe de Estados Unidos reveló nuevos detalles sobre el desacuerdo dentro del gobierno de Biden sobre la llamada teoría de la fuga del laboratorio.
Varias organizaciones dentro de la extensa comunidad de inteligencia estadounidense pensaban que el nuevo coronavirus surgió de la “exposición natural a un animal infectado con él o a un virus progenitor cercano”, según el resumen.
Pero sólo tenían “poca confianza” en esa conclusión, según el resumen. Otros grupos no pudieron llegar a ninguna opinión firme sobre los orígenes.
Sin embargo, un sector de la comunidad de inteligencia desarrolló una “confianza moderada” en que la primera infección humana con COVID-19 se debió probablemente a un “incidente asociado al laboratorio, que probablemente implicó experimentación, manipulación de animales o muestreo por parte del Instituto de Virología de Wuhan” en China.
Un equipo dirigido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que pasó cuatro semanas en Wuhan y sus alrededores en enero y febrero descartó esa teoría, pero su informe de marzo, redactado conjuntamente con científicos chinos, ha sido criticado por usar pruebas insuficientes.