El Fondo Monetario Internacional (FMI) arriesga su reputación con un nuevo acuerdo con Argentina que no aborda los cambios que el país necesita para superar su “ciclo de bajo crecimiento e inestabilidad”, sostuvo Alejandro Werner, un exalto funcionario del prestamista multilateral.
Werner, que dirigió el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI desde enero del 2013 hasta agosto del 2021, consideró “decepcionante” el acuerdo preliminar entre el Fondo y el gobierno peronista de Alberto Fernández para refinanciar la multimillonaria deuda del país.
“Los objetivos de política macroeconómica del programa son muy débiles, hay un fortalecimiento insignificante de las instituciones macroeconómicas y una total ausencia de una agenda de reformas estructurales”, opinó el economista en una columna en la publicación Americas Quarterly.
El personal técnico del FMI y el gobierno de Fernández llegaron a un preacuerdo el 28 de enero para renegociar una deuda de unos US$ 44,000 millones, legado de un préstamo récord de US$ 57,000 millones otorgado en el 2018 por el FMI bajo la anterior presidencia de centroderecha de Mauricio Macri.
Werner cuestionó a Fernández por “culpar” a gobiernos anteriores por el alto endeudamiento en lugar de emprender políticas para resolver asuntos estructurales “muy profundos”, en particular un gasto público por encima del 40% del PBI.
El nuevo convenio, que sería el 23º del FMI con Argentina, “se conforma con las condiciones mínimas para no caer al abismo”, pero “no contribuirá a encaminar al país para salir de décadas de inestabilidad y estancamiento”, subrayó Werner, actual director del Instituto de las Américas de la Universidad de Georgetown.
Advirtió además que “la probabilidad de que el programa se descarrile es alta y generará riesgo moral ya que otros países exigirán un trato similar en sus compromisos con la multilateral”.
“Parece que, al final, el FMI decidió no convertirse en el odioso cobrador que castiga a Argentina por no poder pagar su deuda, ni en el ogro que impone la dura medicina”, dijo.
“Al aceptar este acuerdo muy débil bajo la lógica de lograr el ‘programa posible’ y no el ‘programa correcto’, el FMI está poniendo su reputación en juego detrás de la agenda económica de las autoridades mientras espera el programa 24 con Argentina”, concluyó Werner, un economista mexicano nacido en Buenos Aires en 1967.