El presidente Donald Trump está perdiendo la guerra contra el déficit comercial de Estados Unidos y la evidencia es cada vez mayor de que sus propios aranceles son al menos parte de la razón.
El déficit mensual en bienes y servicios de EE.UU. con el mundo se ubicó en su nivel más alto en una década en octubre, mientras que el déficit con China alcanzó un récord, según los datos publicados el jueves. El nuevo informe mostró que el déficit creció más del 11% hasta octubre con respecto al año anterior y, con ello, mostró una incómoda realidad para Trump: si el patrón se mantiene, para fines de este año el déficit comercial de EE.UU. habrá por primera vez llegado a US$ 600,000 millones. También habrá crecido en más de US$ 100,000 millones, o una quinta parte, respecto de cuando Trump asumió el cargo en enero de 2017.
Los economistas tienden a expresar desconcierto ante la obsesión de Trump con los déficits comerciales y particularmente los bilaterales. En términos simples, comprar más cosas de un vecino de lo que ellos le compran puede significar que usted termina con más cosas y que tiene más dinero para comprarlas. No siempre significa que esté peor económicamente.
Los economistas también señalan que el creciente déficit comercial tiene tanto, o incluso más, que ver con la política fiscal de EE.UU. y la variación monetaria que con la política comercial.
Pero el presidente parece tratar la balanza comercial de EE.UU. como un CEO haría una presentación de pérdidas y ganancias. Ha hecho que lo que retrata como décadas de “pérdida” frente a otros países sea el centro de su política comercial y la justificación de los aranceles que ha implementado.
El desafío de Trump
El problema para Trump es que las leyes de la economía no se ajustan a su plan. Gran parte de los datos comerciales siguen siendo desordenados. Los aranceles de Trump, por ejemplo, causaron una carrera bien documentada a principios de este año para importar productos chinos antes de que los nuevos impuestos de importación entraran en vigencia. Y viceversa, con las exportaciones estadounidenses de soja y otros productos afectados por los aranceles chinos en represalia.
Pero los datos a más largo plazo están comenzando a mostrar algunas tendencias que podrían interpretarse como que China gana con las propias métricas de Trump.
Hasta octubre, las exportaciones de EE.UU. a China alcanzaron un valor de US$ 102,500 millones y una reducción de casi US$ 1,000 millones en comparación con el mismo período del año pasado, según las cifras del Departamento de Comercio de EE.UU. Mientras tanto, el valor de las importaciones desde China aumentó en casi US$ 35,000 millones a US$ 447,000 millones.
Exportaciones de EE.UU.
Los economistas de Oxford Economics dijeron en una nota el jueves que no esperaban que la tendencia general cambiara mucho, incluso después de la cena del fin de semana entre Trump y Xi Jinping de China, en la que la parte china acordó aumentar sus compras de exportaciones estadounidenses.
"Aunque China acordó importar más productos agrícolas, energéticos e industriales, y reiniciar la importación de soja "de inmediato", esperamos que el impulso del crecimiento de las exportaciones continúe menguando", escribieron, atribuyéndolo en parte a una desaceleración de la economía mundial.
También, los análisis han comenzado a mostrar que los aranceles estadounidenses a China pueden no ser tan efectivos como las represalias de Pekín.
Uno de ellos, realizado por Tariffs Hurt the Heartland, una coalición de empresas y grupos agrícolas que cabildeaban contra los nuevos aranceles de Trump, descubrió que las importaciones a las que apuntaban los aranceles estadounidenses continuaron creciendo hasta septiembre. Al mismo tiempo, las exportaciones estadounidenses de productos gravados como represalia por parte de China, la UE y otros socios comerciales de EE.UU. se vieron muy afectadas, y registraron una disminución de más del 26% hasta septiembre.
Las tendencias comerciales se corroboran con otros datos. El índice de servicios ISM, que analiza a las empresas no manufactureras mensualmente, mostró que las importaciones subieron al nivel más alto desde marzo, mientras que las exportaciones registraron la mayor desaceleración desde mayo. Asimismo, los datos de fabricación de ISM en los últimos meses han mostrado una disminución en los pedidos de exportación.
Fortaleza del dólar
A los economistas también les gusta señalar que la política comercial de Trump no es el único factor que afecta a los datos comerciales de EE.UU.
En términos ponderados de comercio, el dólar subió alrededor de un 8 por ciento este año, lo que hace que las importaciones sean mucho más baratas y perjudica la competitividad de los exportadores estadounidenses.
El estímulo fiscal proporcionado por las reformas fiscales que entraron en vigencia a principios de este año también ha jugado un papel importante. Si estimula el crecimiento en EE.UU. mediante un recorte de impuestos, los consumidores estadounidenses comprarán más productos importados.
"Dado que es probable que los efectos del estímulo fiscal continúen hasta bien avanzada la segunda mitad de 2019, creemos que esta tendencia de consumo y de gasto público que impulsa el crecimiento probablemente continuará", dijo Pooja Sriram, economista de Barclays. "Cuando esto sucede, las importaciones también tienden a repuntar".