Al acercarse el último día de las dos semanas de la cumbre del clima de la ONU (COP26), las delegaciones intensificaban sus esfuerzos para alcanzar un acuerdo que frene el calentamiento global, centrándose en la búsqueda de dinero para ayudar a los países en desarrollo a hacer frente a los peores efectos.
Un primer borrador del acuerdo de la COP26 publicado el miércoles reconocía implícitamente que los actuales compromisos eran insuficientes para evitar la catástrofe climática, y recibió una respuesta dispar de activistas y expertos en el clima.
Sin embargo, un sorprendente acuerdo al final del miércoles entre China y Estados Unidos, los dos mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo, elevó las esperanzas de que las casi 200 delegaciones nacionales puedan fortalecer sus compromisos colectivos para el viernes.
La “financiación climática”, o la ayuda a las naciones pobres más vulnerables a las inundaciones, las sequías y la subida de los mares provocada por el calentamiento global, es ahora un aspecto central de las negociaciones, a horas de que se conozca un nuevo borrador.
El presidente de la conferencia británica, Alok Sharma, dijo que el último borrador de conclusiones que había visto mostraba un avance “significativo”, pero que no llegaba a la meta.
“Me gustaría abordar la necesidad crítica de redoblar los esfuerzos hoy para llegar a donde tenemos que estar para lograr resultados sustanciales en materia de financiación”, dijo.
Los países en vías de desarrollo quieren normas más estrictas a partir del 2025, después de que los países ricos no cumplieron con su promesa de aportar US$ 100,000 millones al año para 2020 con el fin de ayudarles a frenar las emisiones y hacer frente a los efectos del aumento de las temperaturas.
El borrador del miércoles se limitaba a “instar” a los países desarrollados a “aumentar urgentemente” la ayuda para que los más pobres se adapten al cambio climático, y pedía más financiación a través de subvenciones en lugar de préstamos, que aumentan la carga de la deuda.
Se espera que el objetivo de US$ 100,000 millones no se alcance con los tres años de retraso, lo que socava la confianza de los países en desarrollo y hace que algunos de ellos sean reacios a ser más ambiciosos en sus objetivos de reducción de emisiones.
La suma, que según muchos activistas es de todas formas lamentablemente insuficiente, se divide en una parte para “mitigación”, para ayudar a los países pobres en su transición ecológica, y otra para “adaptación”, para ayudarles a gestionar los fenómenos climáticos extremos.
Un aspecto más polémico, conocido como “pérdidas y daños”, les compensaría por los estragos que ya han sufrido a causa del calentamiento global, aunque esto queda fuera de los US$ 100,000 millones y algunos países ricos no reconocen la demanda.
Los países pobres dicen que un impuesto a los mercados de carbono supondría una ayuda fundamental, pero las naciones ricas, incluidos los Estados de la Unión Europea, están preocupadas por los costos.
“Hechos y responsabilidad”
El anfitrión de la conferencia, Gran Bretaña, afirma que el objetivo general de la COP26 es “mantener vivas” las esperanzas de limitar la temperatura global a 1.5° centígrados por sobre el nivel preindustrial, algo que aún está lejos de alcanzarse con los actuales compromisos nacionales de reducción de emisiones.
Cada vez hay más pruebas científicas de que cruzar ese umbral desencadenaría olas de calor, tormentas e incendios forestales mucho peores de los que ya se están produciendo, con consecuencias irreversibles.
El jurado no sabe si las conversaciones de Glasgow están logrando avances significativos hacia el objetivo de 1.5° centígrados.
Algunos grupos de reflexión se sienten alentados por los acuerdos alcanzados en temas como la deforestación, la reducción del metano -un potente gas de efecto invernadero- y el hecho de que el borrador del miércoles aborde la cuestión de la reducción de los combustibles fósiles.
Otros señalan que los compromisos y los plazos no son lo suficientemente claros, sobre todo por parte de grandes contaminadores como China, India y Rusia.
El acuerdo entre Estados Unidos y China del miércoles supuso un reconocimiento conjunto de la necesidad de intensificar los esfuerzos durante la próxima década para frenar el aumento de las temperaturas y nuevos compromisos de Pekín para reducir las emisiones y proteger los bosques.
Aparte de los compromisos concretos, que fueron escasos en cifras, la mayoría de los observadores coincidieron en que la importancia del acuerdo fue que dos potencias mundiales, a menudo enfrentadas, están cooperando.
“La verdadera buena noticia de este acuerdo es que han hablado, porque si se analiza el contenido, se trata de una serie de compromisos generales para acordar una hoja de ruta para el clima”, señaló el ministro de Transición Ecológica de Italia, Roberto Cingolani.