El carry trade está volviendo con fuerza en América Latina, una región que alberga a algunos de los bancos centrales más agresivos del mundo en la lucha contra la inflación.
El fuerte aumento de las tasas de interés en toda la región, desde Chile hasta Brasil y México, contrasta drásticamente con Estados Unidos y Europa, donde los encargados de la política monetaria siguen manteniendo los costos de endeudamiento cercanos a cero, aunque están más cerca de subir las tasas. Esto está beneficiando a una táctica que aprovecha esta desconexión: pedir prestado en EE.UU. y Europa, y luego invertir el dinero en países donde los rendimientos de los bonos son significativamente más altos.
El carry trade entre EE.UU. y Brasil —es decir, obtener préstamos en dólares estadounidenses para comprar reales— ha generado una rentabilidad de alrededor del 8% en el último mes, ya que la moneda brasileña ha subido más que cualquier otra divisa en el mundo de los mercados emergentes, según datos compilados por Bloomberg. Un índice de carry trade más amplio tuvo una rentabilidad del 4% en enero gracias a las fuertes ganancias de las monedas de Perú, Chile y Colombia. Otro índice, que incluye inversiones en Sudáfrica y Rusia, también ha generado rentabilidad este año.
Andreas König, director de divisas globales en Londres de Amundi, el mayor administrador de activos de Europa, dijo que espera que las operaciones de carry trade sigan dando frutos a medida que el crecimiento económico mundial siga recuperándose de la pandemia y la volatilidad del mercado de divisas se mantenga relativamente baja.
“Varias monedas de mercados emergentes podrían funcionar bastante bien en este contexto”, dijo. “Cuando hablamos de operaciones de carry trade, tenemos que fijarnos en aquellas con diferenciales de tasas de interés atractivos. Mis candidatos favoritos son Brasil, Rusia, México, Sudáfrica, Chile y Colombia”.
Las recientes ganancias marcan un cambio de rumbo para este tipo de operaciones en el mundo en desarrollo, que enfrentó vientos en contra el año pasado cuando el dólar estadounidense protagonizó su mayor repunte desde 2015, mientras que los rendimientos del Tesoro y los precios de las acciones subieron gracias a la aceleración del crecimiento económico. Esa carrera alcista del dólar ayudó a apagar el interés por el carry trade, incluso cuando surgieron grandes brechas en la política monetaria el año pasado.
Sin embargo, en 2022, el dólar se ha mantenido relativamente estable. Y, aunque los mercados de bonos en Europa y EE.UU. se han visto sacudidos por el fantasma del aumento de las tasas de interés, los rendimientos siguen siendo muy inferiores a los del mundo en desarrollo.
Goldman Sachs Group Inc. se encuentra entre los que respaldan las operaciones de carry trade, y sugiere a los inversionistas comprara pesos chilenos y mexicanos con préstamos financiados en euros y dólares australianos.
La táctica conlleva riesgos significativos al dejar a los inversionistas expuestos a posibles cambios de rumbo en los mercados de divisas. Esa posibilidad parece particularmente alta ahora, dado que los rendimientos de los bonos europeos y estadounidenses están aumentando a medida que la Reserva Federal retira el estímulo de la era de la pandemia y el Banco Central Europeo gira hacia el endurecimiento de la política monetaria. Este aumento de los rendimientos podría alejar efectivo de los mercados emergentes, lo que a su vez podría presionar a la baja sus monedas y poner en peligro las ganancias del carry trade.
Pero eso se ve compensado en parte por lo adelantados que están los bancos centrales de mercados emergentes con respecto a la Fed y el BCE, ninguno de los cuales ha subido aún las tasas. En América Latina, que ha sufrido dolorosos episodios de hiperinflación, los bancos centrales han tomado agresivas medidas desde el año pasado para subir las tasas, lo que ha hecho mella en el crecimiento económico y ha llevado a México y Brasil a una recesión.
Sin embargo, los aumentos de tasas también han hecho subir muchas divisas latinoamericanas. Y los funcionarios tienen un fuerte incentivo para aceptar esto, y evitar que sus monedas se deprecien, ya que puede ayudar a contener la inflación al mantener bajos los precios de las importaciones.
“La política monetaria sigue estando muy adelantada en los mercados emergentes”, escribieron en una nota estrategas de Morgan Stanley, entre ellos Matthew Hornbach. “Si está en busca de bancos centrales proactivos que le entreguen rendimientos cada vez más altos, entonces debe buscar en los mercados emergentes”.
La volatilidad del mercado de divisas, que puede suponer otro riesgo para las operaciones de carry trade, se ha mantenido relativamente moderada: el índice JPMorgan Global FX Volatility ha retrocedido desde los máximos registrados a fines del año pasado y se mantiene por debajo de su promedio de dos décadas.
También existen dudas sobre hasta qué punto la Reserva Federal será capaz de endurecer la política monetaria sin hacer descarrilar la expansión económica. Incluso si realiza cinco aumentos de un cuarto de punto este año, como esperan los mercados, la banda inferior de la tasa de interés a un día seguiría siendo de solo 1,25%. Y la estrecha diferencia entre los rendimientos del Tesoro a corto y largo plazo indica preocupación por una desaceleración del crecimiento.
“Podría haber destrucción de riqueza si la Fed ajusta demasiado”, dijo Jack McIntyre, gestor de cartera de Brandywine Global Investment Management, que tiene una sobreponderación para las monedas de mercados emergentes, incluidos los pesos chileno y mexicano y el real brasileño. “Cuando el resto del mundo experimenta un sólido crecimiento económico, el dólar puede tener un rendimiento inferior. Y en un mundo inflacionario, los bancos centrales y los Gobiernos tienden a recibir bien, o al menos no se opondrán, a monedas más fuertes como una forma de combatir la inflación”.