El exlíder estudiantil y diputado de izquierda Gabriel Boric lo tiene claro: Chile solo podrá superar la desigualdad socioeconómica y cerrar las heridas de las revueltas sociales del 2019 con un Estado más fuerte y mejores servicios básicos.
Crítico acérrimo del modelo neoliberal instalado durante la dictadura militar (1973-1990) y consolidado luego en la transición, quiere construir un Estado del bienestar similar a las democracias europeas, con acento ecologista, feminista y regionalista.
“Si Chile fue la cuna del neoliberalismo en Latinoamérica, también será su tumba”, suele decir en sus mítines el candidato del bloque izquierdista Apruebo Dignidad, integrado por el Frente Amplio y el Partido Comunista.
Guiños a la centroizquierda
Desde que quedó segundo en la primera vuelta del 21 de noviembre con el 25.8% de los votos, a solo 2 puntos del ultraderechista José Antonio Kast, Boric ha ido moderando su discurso para meterse en el bolsillo al electorado de centro y espantar el miedo que genera en las esferas empresariales su alianza con los comunistas.
Renegó durante años del legado de la Concertación -la coalición de democristianos y socialistas que gobernó Chile durante tres décadas tras el fin de la dictadura-, sobre todo cuando estaba al frente de la poderosa Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) y durante sus primeros años como diputado en el Parlamento.
Pero Boric lleva semanas haciéndole guiños a la centroizquierda tradicional, hasta el punto de que ha conseguido el apoyo de los expresidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.
“Jamás he dicho que estos 30 años fueron perdidos. Creo que toda generación tiene el derecho y el deber de analizar críticamente lo que hicieron nuestros antecesores para justamente poder aprender de eso”, dijo el lunes pasado en el último debate presidencial. “Las divisiones no permiten avanzar en justicia social”, agregó.
En lo económico, el diputado está a favor de un nuevo sistema de pensiones que reemplace al actual, de capitalización individual y heredado de la dictadura, y plantea una ambiciosa reforma tributaria que incluye mayores cargas a los súper ricos y las mineras.
Su objetivo inicial era recaudar el 8% del PBI, pero ahora ambiciona el 5% en cuatro años y ha incluido la consolidación fiscal en su programa.
“Nos hemos propuesto avanzar con mucha responsabilidad, porque todo gasto permanente tiene que financiarse por ingreso permanente, por lo tanto uno de nuestros compromisos es que vamos a avanzar paso a paso”, afirmó en el cara a cara con Kast.
También quiere crear una Banca Nacional de Desarrollo, condonar los créditos universitarios, reducir la jornada laboral a 40 horas semanales y crear un fondo universal de salud.
Fuerte en la capital
Nacido en la austral Punta Arenas en 1986, Boric ha sido blanco de ataques por su edad e inexperiencia fuera de la política y, de ganar el próximo domingo, sería el presidente más joven de la historia de Chile.
Su círculo más cercano procede de su etapa como líder estudiantil: su mano derecha es el también diputado Giorgio Jackson, con quien llegó por primera vez al Parlamento en el 2014 y fundó el Frente Amplio tres años después.
En la recta final de la campaña, incorporó a su equipo a la doctora Izkia Siches, quien adquirió gran popularidad durante la pandemia como presidenta del Colegio Médico, lo que muchos expertos ven como un acierto.
Su principal bastión son la capital y la porteña Valparaíso, mientras que sus puntos flacos son las regiones del norte y el sur, donde Kast ganó por goleada gracias principalmente a un duro discurso contra la violencia, el orden y la migración.
Consciente de ello, ha reforzado su agenda sobre seguridad pública y promete aumentar la dotación policial en los barrios más peligrosos y devolver cierta tranquilidad a la “zona cero” del estallido social, la Plaza Italia, donde semanalmente grupos de encapuchados siguen manifestándose y, en ocasiones, generando desórdenes.
“La ley tiene que cumplirse y no puede ser desórdenes permanentes los viernes”, indicó en el debate.
La derecha más tradicional lo tilda de “extrema izquierda” y suele echarle en cara recurrentemente el encuentro que mantuvo en 2018 con Ricardo Palma Salamanca, condenado por el asesinato del exsenador conservador Jaime Guzmán, ideólogo de la actual Constitución.
Boric se ha disculpado por ello -”Cuando me equivoco, soy capaz de corregir y pedir perdón”-, como también lo ha hecho con una joven que le acusó hace años de actitudes machistas, un episodio azuzado por los seguidores de Kast y que le ha generado cierta incomodidad en la recta final de la campaña.
“Quiero denunciar el aprovechamiento inescrupuloso y violento de la derecha han utilizado mi historia para fines instrumentales y mezquinos”, declaró recientemente la joven.