Uno de los últimos acreedores internacionales que le quedaban a Argentina insinuó que no aprobará un nuevo financiamiento hasta que el Gobierno ponga su casa en orden, lo que aumenta el riesgo de aislar aún más a la nación en términos financieros.
Mauricio Claver-Carone, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, publicó el lunes una carta en el Wall Street Journal exponiendo las preocupaciones del banco.
“El tumultuoso historial financiero de Argentina afecta de manera única los costos del banco”, escribió Claver-Carone. “Por mucho que el BID quiera aprobar nuevos fondos para Argentina, no puede aprobar las solicitudes para hacerlo sin garantizar prudentemente que tenga un impacto en el desarrollo”.
La presidencia y el ministerio de Economía no respondieron a las solicitudes de comentarios por escrito.
El único acceso de Argentina al financiamiento internacional es a través de instituciones multilaterales como el BID, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. El Gobierno del presidente Alberto Fernández cayó en default con los acreedores privados en el 2020, dejando efectivamente al país fuera de los mercados internacionales de capital.
La carta de Claver-Carone es posterior a que la prensa local informara que él había negado el desembolso de un préstamo de US$ 500 millones previamente aprobado para Argentina.
El BID ha prestado más de US$ 2,500 millones a la nación sudamericana desde fines del 2020, escribió Claver-Carone. Pero el exasesor del presidente de Estados Unidos Donald Trump dijo que el banco está ansioso por ver que Argentina cumpla con su acuerdo con el FMI de US$ 44,000 millones antes de aprobar más fondos.
Las luchas políticas internas en las últimas semanas han desencadenado una caída de la moneda que está disparando la inflación y dificultando alcanzar los objetivos del FMI.
La ministra de Economía argentina, Silvina Batakis, se reunirá el lunes con funcionarios del FMI y del Tesoro de EE.UU. en Washington.