Las personas que padecen un riesgo estable de una enfermedad cardiovascular, tendrán un riesgo acelerado entre tres y seis veces más posibilidades de desarrollar Alzheimer. (Foto: Getty Images)
Las personas que padecen un riesgo estable de una enfermedad cardiovascular, tendrán un riesgo acelerado entre tres y seis veces más posibilidades de desarrollar Alzheimer. (Foto: Getty Images)

Las personas que acumulan a un ritmo rápido varios factores que contribuyen al riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión, la diabetes, la obesidad o el tabaquismo, tienen más probabilidades de desarrollar demencia.

Así lo indica un estudio publicado en la revista digital Neurology, de la Academia Estadounidense de Neurología, y liderado por científicos de la universidad de Umea, en Suecia.

“Tener un riesgo acelerado de enfermedad cardiovascular, acumulando rápidamente más factores de riesgo como la hipertensión arterial y la obesidad, predice el riesgo de demencia y se asocia con la aparición del deterioro de la memoria”, escribió el autor principal del estudio, Bryn Farnsworth von Cederwald.

Eso implica que las intervenciones tempranas en personas que tienen “riesgos cardiovasculares acelerados” pueden constituir una “forma eficaz de ayudar a prevenir un mayor declive de la memoria en el futuro”, añadió.

El ambicioso estudio analizó la evolución de la salud de 1,244 personas durante un máximo de 25 años. Al comienzo de la investigación, los participantes tenían una edad media de 55 años y todos ellos tenían buena salud cardiovascular.

Al cabo del tiempo, el 6% de los participantes, un total de 78 personas, desarrollaron demencia por enfermedad de Alzheimer, mientras que el 3% -39 personas- fueron diagnosticadas con demencia por enfermedad vascular.

Los participantes fueron examinados y sometidos a test de memoria cada cinco años y se les evaluó mediante la puntuación de Framingham, que predice el riesgo de sufrir un evento cardiovascular en un plazo de diez años.

Los autores del estudio descubrieron que el riesgo de enfermedad cardiovascular se mantenía estable en el 22% de los participantes, aumentaba moderadamente con el tiempo en el 60% y crecía a un ritmo acelerado en el 18% de las personas.

Los investigadores llegaron a la conclusión de que, comparados con la gente que tenía un riesgo estable de padecer una enfermedad cardiovascular, aquellos cuyo riesgo era acelerado tenían entre tres y seis veces más posibilidades de desarrollar Alzheimer.

También tenían entre tres y cuatro veces más probabilidades de desarrollar demencia de enfermedad vascular y 1.4 veces más riesgo de sufrir un declive de memoria en la mitad de su vida.

Según el principal autor del estudio, es importante “determinar y hacer frente a todos los factores de riesgo en cada persona, como reducir la hipertensión, dejar de fumar y bajar el índice de masa corporal”, en lugar de centrarse en uno de ellos, si se quiere “prevenir o ralentizar la demencia”.

Los investigadores creen, sin embargo, que se necesitan más estudios para establecer un lazo causal claro entre un riesgo acelerado de enfermedad cardiovascular y el declive que lleva a la demencia, es decir, para poder decir tajantemente que son esos factores los que provocan la enfermedad mental.