La Organización Mundial del Comercio (OMC) celebró hoy el vigésimo aniversario del ingreso de China en el organismo, un hecho que tuvo un profundo impacto en la economía mundial, al acelerar la globalización, e inesperadas consecuencias políticas que continúan hoy en día.
Tras 15 años de arduas negociaciones China se convirtió en el miembro 143 de la OMC el 11 de diciembre del 2001, un hecho que “fue crucial en la historia del sistema del comercio multilateral”, afirmó hoy la directora general de la organización, Ngozi Okonjo-Iweala, en el acto de conmemoración.
Su antecesor Pascal Lamy, quien en los años 90 protagonizó algunas de esas complejas negociaciones en calidad de comisario europeo de Comercio, agregó que “fue un momento definitorio, un paso enorme en el proceso de rápida globalización que ahora vivimos”.
De país hambriento a fábrica del mundo
Para China, acceder a las grandes redes comerciales del planeta tuvo un efecto indiscutible: un país que a mediados del siglo XX aún sufría hambrunas con millones de muertos se convertía progresivamente en la “fábrica del mundo”.
En la década pasada ya era líder mundial en exportaciones y pasó de ser la sexta potencia económica mundial en el 2001 a la segunda ya en el 2010, amenazando ya actualmente el primer puesto de Estados Unidos.
En estos 20 años el PBI chino se ha multiplicado por 11 (por ponerlo en perspectiva, el de Estados Unidos solamente se ha duplicado) y sus exportaciones son 10 veces mayores, llegando en el 2020 a los US$ 2,600 millones, superando de lejos los 1,400 millones de Estados Unidos y de Alemania.
“China se ha convertido en un ejemplo de libro sobre cómo la integración en el mercado global puede ayudar al desarrollo”, afirmó Okonjo-Iweala, quien añadió que la entrada del país más poblado del mundo en la OMC también ayudó a la organización a ser “verdaderamente global”.
Un seísmo con ondas expansivas en occidente
Pero el acceso de China a la OMC trajo cambios profundos a la economía de otros países que no siempre fueron positivos: si a los consumidores de todo el planeta les dio acceso a productos más baratos, también contribuyó al cierre de sectores enteros en Occidente que habían perdido competitividad.
El tejido industrial de muchos países quedó muy dañado o directamente destruido, lo que contribuyó en parte a que muchas economías aceleraran el desarrollo de su sector financiero como compensación, y ello trajo los excesos especulativos que estallaron en la crisis del 2008.
Una crisis que a su vez produjo efectos políticos aún presentes, desde el auge de los movimientos de protesta de nuevas generaciones sin oportunidades, el renacimiento de los nacionalismos o los populismos.
En este contexto, los 20 años de China en la OMC han estado trufados de conflictos entre Pekín y sus principales rivales comerciales, que a la vez son sus más importantes socios, Estados Unidos y la UE.
“Los primeros años de China en la OMC fueron de cierta ‘luna de miel’, pero pronto comenzaron las críticas a Pekín por su incumplimiento de las normas de propiedad intelectual, o su falta de transparencia”, analizó hoy la entonces representante de Comercio de EEUU para Asia-Pacífico, Wendy Cutler.
¿Es China un país en desarrollo?
Uno de los puntos de fricción en el seno de la OMC gira en torno a que China siga disfrutando del estatus de economía en desarrollo, que le otorga ciertas exenciones y ventajas ante el organismo, pese al gran tamaño de su economía y su poder comercial.
“En asuntos como la negociación de la ronda de Doha (...) China sigue siendo demasiado pasiva, y tiene que ejercer una mayor responsabilidad, en paralelo a la gran importancia que tiene ahora”, afirmó Lamy.
El exdirector general de la OMC recordó en este aniversario sus reuniones negociadoras con el entonces primer ministro chino Zhu Rongji, quien actualmente tiene 93 años y en su opinión mostró “gran inteligencia política” en un momento en el que en la propia China había dudas sobre el acceso a la organización.
Simbolizando la importancia del país asiático en la OMC y por ende en la economía mundial, la sede de la organización en Ginebra tiene en su recinto un jardín de estilo oriental, donado por China en 2012 y que quizá inspiró las palabras finales que la directora general pronunció hoy para conmemorar el aniversario.
“El árbol que China plantó hace 20 años dio una gran cosecha y el país seguirá teniendo un importante papel que jugar en el mantenimiento de este jardín que es la OMC”, afirmó.