Las autoridades y los empresarios rusos se preparan ante los posibles efectos en la microeconomía de las sanciones impuestas por la invasión de Ucrania, como el aumento de los precios, bloqueo de tarjetas o la aparición de un mercado negro.
Los restaurantes en Moscú están abiertos y llenos de gente este fin de semana de cuatro días, puesto que el 8 de marzo (Día de la Mujer) es festivo en Rusia.
Pese a esta aparente normalidad, el sector privado empieza a preocuparse por los efectos de las sanciones en un país donde se toma en serio el riesgo de hambruna tras haber conocido múltiples crisis económicas y periodos de hiperinflación en el pasado.
Las cadenas de gran distribución constataron un aumento de las compras de productos básicos, según el ministerio de Comercio, que se muestra preocupado ante la emergencia de un mercado negro.
Compras en grandes cantidades
“Las principales cadenas de supermercados decidieron minimizar el riesgo de compra por revendedores de productos básicos”, indicó el ministerio de Comercio en un comunicado.
“En varias regiones (...), estos productos fueron comprados en grandes cantidades, hasta varias toneladas, superiores a lo que se necesita para un uso personal, con el objetivo de revenderlas”, añadió.
Para evitar que aumente esta práctica, las grandes cadenas establecieron restricciones a las cantidades vendidas a cada individuo.
Rusia también puede limitar los precios de una veintena de alimentos básicos, como la carne, pescado, leche, harina o azúcar, para evitar la inflación. Pero, de momento, el gobierno no se pronunció a favor de esta medida.
Según empresarios, la subida de los precios ya es una realidad, aunque no se haya publicado ningún dato estadístico que la refleje.
Dirigentes del sector de la restauración lamentaron aumentos de precios considerables por parte de sus proveedores, en declaraciones al diario ruso Kommersant, y tienen previsto reunirse el miércoles con el alcalde de Moscú.
El Banco Central ruso también ordenó a las entidades financieras que no publiquen sus balances a partir del mes de febrero.
Una medida tomada para “limitar el riesgo de las entidades de crédito ante las sanciones”.
Sin tarjetas Visa ni Mastercard
La solvencia de los bancos rusos, que aseguran disponer de la liquidez necesaria para garantizar las necesidades de sus clientes, se encuentra en el punto de mira, sobre todo por el riesgo de una retirada masiva de fondos en los cajeros, en pleno hundimiento del valor del rublo respecto al dólar y el euro.
Estas entidades también quieren tranquilizar a sus clientes ante el anuncio del final del funcionamiento de las tarjetas Visa y Mastercard.
Estos gigantes del crédito anunciaron el sábado que sus tarjetas dejarían de funcionar en Rusia y también en el extranjero en el caso de las emitidas por bancos rusos.
Entidades financieras rusas anunciaron el domingo por la mañana que trabajaban en la emisión de tarjetas UnionPay, el equivalente chino de Visa o Mastercard, puesto que las rusas Mir no funcionan en algunos países.
A pesar de ello, reconocieron que aquellos rusos que viajen o vivan en el extranjero no lo tendrán fácil.
“Si estáis en el extranjero, os recomendamos que saquéis dinero en metálico”, dijo Alfa Bank.