El candidato presidencial chileno José Antonio Kast, del Partido Republicano, se dirige a los simpatizantes frente a la sede general en Santiago el 21 de noviembre de 2021. (ERNESTO BENAVIDES / AFP).
El candidato presidencial chileno José Antonio Kast, del Partido Republicano, se dirige a los simpatizantes frente a la sede general en Santiago el 21 de noviembre de 2021. (ERNESTO BENAVIDES / AFP).

En los extremos geográficos de Chile, que lidian con problemas severos como la inmigración ilegal a través del desierto o un antiguo conflicto indígena por la propiedad de la tierra, caló hondo el discurso de ley y orden del candidato conservador José Antonio Kast.

El aspirante de la derecha dura casi dobló en votos al candidato izquierdista Gabriel Boric en regiones del extremo norte como Arica y Tarapacá, fronterizas con Perú y Bolivia que a lo largo de la historia han sido más proclives a la izquierda o centroizquierda.

Y en las regiones sureñas del Ñuble, Biobío o La Araucanía, que tradicionalmente han votado por la derecha, consolidó una ventaja que hoy lo tiene en la mejor posición para el balotaje del 19 de diciembre, que definirá al próximo presidente.

Kast es el único que plantea soluciones claras”, dice Melitza López, de 34 años, desde el puerto norteño de Iquique, una ciudad de casi 300,000 habitantes. “Lo que uno espera de un presidente es que tenga opiniones claras, de una sola línea, que sepa enfrentar situaciones de estrés”.

La enfermera relata a Reuters que su natal Iquique ha cambiado mucho en los últimos años, que las plazas o playas están saturadas de campamentos de inmigrantes ilegales, que el centro de la ciudad es intransitable por el comercio ambulante, peleas violentas y delincuencia.

No se trata de que no entren más extranjeros, sino de que lo hagan de manera legal y que aporten al país. Uno se apiada, siente mucha lástima por Venezuela, pero esto es un abuso contra nosotros. Iquique es una ciudad pequeña y está desbordada”.

Hace dos meses Iquique saltó a la palestra cuando una movilización contra la llegada de más inmigrantes terminó con la quema de sus pocas pertenencias.

Durante su campaña, el candidato derechista visitó uno de los poblados más afectados por el flujo de inmigrantes irregulares, Colchane, también en Tarapacá. Kast, que levantó polémica cuando reflotó una olvidada propuesta de excavar zanjas en la frontera para desalentar la inmigración ilegal, ha insistido en la urgencia de ordenar la llegada de extranjeros.

Hay un patrón histórico en Chile de que el norte era de izquierda y desde Santiago al sur más bien de derecha”, dice Miguel Angel López, profesor del Instituto de Asuntos Públicos y el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

Acá no hay ningún partido político que tenga una postura antimigrante como en algunos países europeos, por ejemplo. Y Kast, si bien es visto así por sus opositores, es otra cosa, es una propuesta más bien vinculada a la noción de orden”, plantea.

Estadísticas policiales señalan que los homicidios aumentaron en Chile en el 2020, pero el país sigue siendo uno de los menos violentos de América Latina. La organización Paz Ciudadana que procesa información sobre seguridad e impulsa políticas al respecto dijo este año que no hay grandes cambios en el número de víctimas de delitos en las últimas dos décadas.

Sin embargo, la percepción se mantiene. Y tras la primera ronda de las elecciones, Boric habló sobre cómo abordar el crimen y el narcotráfico, en una de las primeras oportunidades en que se refiere al tema.

El otro asunto que preocupa a los electores de Kast es la inmigración. En la última década, las cifras de ingreso de inmigrantes a Chile se dispararon para luego desacelerarse en años recientes debido a reglas más estrictas.

Con más de 4,000 kilómetros de punta a punta, Chile cambia mucho a lo largo de su angosta geografía, con el norte árido y mineral, hogar de las mayores minas de cobre del mundo; el centrosur de tradición campesina, producción agrícola y forestal y el extremo sur frío y lluvioso hasta la Patagonia.

Y tiene los problemas típicos de un país altamente centralizado: su capital Santiago concentra un tercio de la población del país, alberga las sedes de casi todos los poderes del Estado y tiene las mayores y mejores ofertas de empleo, salud y educación.

Eso se refleja también en el voto: Boric, un político joven, exdirigente estudiantil, sólo se impuso por amplio margen contra Kast en la Región Metropolitana de Santiago.

Ni siquiera en Magallanes, tierra natal de Boric en el extremo sur, hubo gran diferencia en favor del candidato izquierdista, que ganó en cuatro de las 16 divisiones regionales del país.

Las regiones “quieren mayor participación, mayor desarrollo. En el norte los inmigrantes son un factor, pero es uno entre otros”, dice López.

Por ejemplo, en Antofagasta, región minera por excelencia, tanto Boric como Kast fueron superados en más de diez puntos por el economista liberal Franco Parisi, en un voto antisistema interpretado como un hartazgo de los políticos y partidos tradicionales.

Lo del sur, que además es una zona más densamente poblada que el norte y con mayor concentración de electores, era más esperable la ventaja de Kast.

En Ñuble la gente es de esfuerzo, trabajadora y también tradicional. No quiere perder lo que ha logrado con tanto esfuerzo y sacrificio”, dice Alberto Ceballos, de 42 años, que vive en el sur y trabaja en la industria forestal.

Votante de Kast, Ceballos considera que muchos otros electores como él asocian a Boric a la violencia que emanó del estallido social, donde no sólo hubo protestas callejeras sino enfrentamientos, incendios contra la propiedad pública y privada, daños millonarios.

Y por su trabajo conoce de cerca los efectos del conflicto indígena ya que debe desplazarse a zonas más al sur, hasta la región de La Araucanía, donde Kast le sacó 25 puntos de diferencia a Boric: “Allá la gente quiere mano dura”.

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